martes, 23 de octubre de 2012

LA CENTENARIA VIDA DE CONSERVAS YURRITA

                                             UN EJEMPLO PARA LA HISTORIA


Según los datos que dispongo, la empresa Yurrita e Hijos, ubicada en Mutriku, se encuentra entre las cuatro empresas agro-alimentarias más antiguas del País Vasco. Junto a ella se situan las también centenarias "Destilerías Manuel Acha" (Amurrio, 1831), "Chocolates Saint-Gerons" (Mendaro,1850), y la vinícola "Herederos del Marqués de Riscal" (Elciego, 1858).

 

Curiosa y paradójicamente, la antiguedad de Conservas Yurrita, fundada en 1867, contrasta con la modernidad de sus instalaciones, de sus sistemas de producción y de su política de ventas.

Pero nada de esto hubiese sido posible sin el esfuerzo de dos hombres singulares: José Miguel Mauleón y Agapito Yurrita, éste último hijo de uno de los personajes más interesantes y desconocidos de la historia empresarial guipuzcoana: Antonio Yurrita. Esta es una historia agridulce con un final feliz, un ejemplo que nos demuestra que, a pesar de las caídas, con esfuerzo y constancia, siempre queda un hueco para la esperanza y el éxito.


Antigua fotografía del "Hotel Mauleón". A través de las puertas laterales se accedía a la fábrica de escabeches situada tras este edificio


LOS ORÍGENES

Corría el año 1867 cuando José Miguel Mauleón, un navarro de Etxarri Aranaz, se asentó en esta villa guipuzcoana. Por lo que sabemos, fue el pionero, o al menos uno de los pioneros entre las gentes llegadas desde fuera de la actual Comunidad Autónoma Vasca, en dedicarse a la elaboración y comercio de pescado.

Por aquel entonces, la todavía primitiva industria transformadora de pescado vasca se centraba, al igual que hace siglos, en el escabeche. Eran tiempos en los que aún se desconocía la elaboración de la anchoa en semiconserva, una técnica que en pocos años llegaría a Euskal Herria de la mano de algunos conserveros italianos.

 

No le debían ir mal los negocios al señor Mauleón, pues al poco de instalarse en Mutriku, ya contaba con una docena de carretas y sus correspondientes caballos de tiro, dedicados éstos al transporte de la mercancía por él elaborada. Además, instaló un hotel y anexo a éste, una casa preparada para albergar a dieciséis carreteros.



Puerto de Mutriku. La fotografía corresponde a los primeros años del s.XX


El intrépido navarro tuvo cuatro hijas. Con toda seguridad echó en falta el no haber tenido un hijo varón, para que como era habitual entonces, le relevase en la dirección de los negocios. Una de ellas contrajo matrimonio con un joven de Ordizia llamado Agapito Yurrita. Con él comenzaría una nueva etapa en la empresa de Mauleón, y con el tiempo, el cambio de la razón social de ésta.

 

Agapito Yurrita había heredado en sus genes unas dotes comerciales fuera de lo común.

Su padre, Antonio Yurrita, nacido en Ormaiztegi, además de alcalde de Ordizia, había sido uno de los hombres más acaudalados del país. Por aquellos tiempos, era frecuente escuchar que sólo existía una firma con la que se pudiese adquirir todo Gipuzkoa: la de Antonio Yurrita.

La biografía de este hombre, digna del mejor relato de Pío Baroja, cuenta con capítulos que merecen ser incluídos en los anales de la historia agro-alimentaria de Euskal Herria.

 

Creo oportuno hacer referencia a alguno de éstos, aunque sea de forma resumida. Los datos los conseguí en un interesante trabajo titulado "Alcaldes de Villafranca", firmado por Leonardo Urteaga.

Antonio Yurrita estaba considerado como uno de los más importantes provisionistas de productos alimentarios. Hombre de gran talento práctico, buen organizador y con visión exacta de los negocios, consiguió imponerse, hasta ser imprescindible, en todo asunto de aprovisionamientos a gran escala. Ferviente seguidor de la causa carlista, fue proveedor oficial de las tropas de Carlos VII, sin más fianza que el valor y el arrojo de sus correligionarios, que para él era sinónimo de victoria.

 

Como nos cuenta Leonardo Urteaga, le era fácil dar con elementos para el aprovisionamiento de las tropas, a las que nunca faltó ni el pan, ni la carne, ni el vino. Sólo en tabaco, suministró al ejército carlista 150.000 pesetas de las de entonces.

Estaba relacionado con las principales casas de vinos y aceites de Navarra, La Mancha y Córdoba, lugares a los que acudía para controlar personalmente sus compras.

Abrió sucursales en Hernani y Andoain, plazas en las que puso al frente a sus hijos José Miguel y Agapito, mientras él dirigía todas las operaciones de abastecimiento desde la central de Ordizia.

 

La personalidad de Antonio Yurrita queda magistralmente reflejada en el trabajo publicado por Leonardo Urteaga en 1963 y del que debido a su interés transcribo literalmente un fragmento. La narración se sitúa en el año 1876, cuando Yurrita era alcalde de Ordizia, población entonces denominada Villafranca.


" Había terminado la guerra con el Convenio de Vergara. El grueso del ejército de Don Carlos entró en su retirada a Francia por Roncesvalles y Valcarlos. Un día de febrero de 1876, llegó a Villafranca Alfonso XII con el general Quesada, que mandaba el ejército del Norte.
Llamó al alcalde y le dio órdenes de alojamiento para el rey.
" ¿Habrá, señor alcalde, alojamiento para su majestad? "

" Mi general, donde ha dormido Don Carlos, hace dos días, pueden dormir tres hombres como éste "

Don Carlos VII, con su Estado Mayor, se alojaba en la casa de los Abaria, que entonces llamaban "Botica" y hoy es el Círculo de la FET y de las JONS.

"Señor alcalde -dijo el general-, para mañana, a las ocho de la mañana, necesito 48.000 raciones para la tropa. "

"Está bien, mi general."

" Pero ¿usted sabe lo que son 48.000 raciones? "

" Sí, general. Estoy acostumbrado a reunir más cantidad. Pero le voy a pedir una cosa: que me dejen descansar cuatro horas. "

El general llamó al jefe de Estado Mayor y le ordenó que pusiese guardia al alcalde con los números que hiciesen falta, para que nadie le molestase.
A las ocho de la mañana del día siguiente estaban ya dispuestas, en la plaza Mayor, las raciones pedidas, con gran asombro de don Alfonso y del general. Además de estos víveres, obsequió con fiambres para el viaje a los del Estado Mayor.

Salió la comitiva para Vitoria. Unas horas después telegrafiaban desde Alsasua que, por no haber encontrado allí las provisiones que necesitaban, mandase otras 30.000 raciones.
Las envió inmediatamente. Antes, al despedirse de Villafranca, le llamó el rey.
No habían conocido alcalde de tales iniciativas, ni de mejores dotes de previsión.
Le instaron con sinceridad a que acudiese sin mediación alguna tanto al Palacio Real como al Ministerio de la Guerra, en cualquier necesidad."

A pesar de sus grandes dotes como hombre de negocios, la derrota carlista supuso la ruina total de Antonio Yurrita y su familia, quienes no pudieron hacer frente a los acreedores.

En su fervor carlista había repetido una y mil veces que prefería morir de hambre antes que pedir un favor a un liberal. Lo cierto es que fue consecuente con sus promesas.

Retrato de José Miguel Mauleón, fundador de la empresa. Una de sus hijas contrajo matrimonio con Agapito Yurrita.

 

Pasados unos años, se recibió un comunicado en el ayuntamiento de Ormaiztegi. En éste se decía que un hombre, natural de aquella población, había fallecido en el hospital de Quintanar de la Orden, provincia de Toledo. Había sido encontrado casi exánime en la carretera, por inanición. Tan sólo portaba un carné de identidad y un escapulario de la Virgen del Carmen.

Se trataba de Antonio Yurrita.

Paradojas de la vida: el poderoso hombre que en otros tiempos alimentó a tanta gente, había muerto de hambre.

 

Pero a pesar de su muerte, no se había perdido todo: quedaban sus hijos. Uno de ellos, Agapito, tras desposarse con una de las hijas de José Miguel Mauleón, el navarro afincado en Mutriku, había tomado las riendas de su empresa.

Tenía dotes y experiencia en el sector, lo que representaba la continuidad de la saga de los Yurrita en el sector alimentario.

 

Han transcurrido un siglo y varias décadas desde entonces. Una pena que José Miguel Mauleón, el de Etxarri, y Antonio Yurrita, el de Ormaiztegi, no puedan verlo. Se sentirían orgullosos.

 

En la actualidad, la empresa Yurrita s Hijos, S.A. exporta sus productos a más de cuarenta países de los cinco continentes. Cuenta con varias plantas y hace unos años amplió y diversificó su producción elaborando, en la actualidad, conservas de anchoa y de bonito, así como una amplísima gama de productos y platos preparados artesanalmente. Todo un ejemplo para la historia.



Este artículo fue originalmente publicado en octubre de 2006 en la revista Amalur.