jueves, 8 de noviembre de 2012

SE BUSCA MECENAS



"AGIRRETXE"

UN PARNASO INJUSTAMENTE OLVIDADO



                
                                                            
El palacio de Aguirre, conocido también como Agirretxe, es sin duda, tras la iglesia de Santa María, uno de los edificios con más historia de todo el término municipal de Deba.
Al parecer, datos recientes vienen a demostrar que la antigua casa-torre medieval sobre los que se asienta el actual palacio, podría ser coetanea a la fundación de la propia villa de Deba (s.XIV), con carta-puebla fechada en 1343.

Los mismos datos parecen afirmar que dicha torre fue levantada por la familia Irarrazabal, propietaria de los terrenos sobre los que se asentó la villa y cuya casa solar, hoy ya desaparecida, se encontraba en el barrio de Artzabal.
El linaje de los Irarrazabal, emparentado en esta casa con el de los Aguirre, se unió posteriormente con los linajes de Arizmendi y Otalora.
La fusión de estos cuatro linajes queda patente en el escudo heráldico que muestra el palacio en su fachada principal.

Escudo barroco del palacio de Aguirre.

En 1848 Francisco de Paula Madrazo publicaba un libro titulado “Una Espedición a Guipúzcoa, en el verano de 1848”. En este libro, refiriéndose al palacio de Aguirre decía su autor: " A ese edificio la llaman los devanos el palacio de Aguirreche por haber sido propio de un tal Aguirre, secretario del famoso favorito Antonio Perez,que mas tarde se refugió y estuvo oculto en sus muros para librarse de la persecución que fulminó contra él Felipe II".

Refiriéndose también a Fernando de Aguirre, el diplomático y político español Luis López de la Torre Ayllón y Kirsmacker escribía:
“Este don Fernando fue uno de aquellos secretarios de Felipe II, a quienes el monarca confiaba el desempeño de cargos o comisiones especiales. Residía por lo común en Guipúzcoa, y allí atendía a la fabricación y pago de las armas destinadas a las huestes españolas”. Pero será en épocas más recientes, cuando tras años de abandono, la historia de esta casa comience a revivir y recuperar la importancia que tuvo hace siglos.



En 1861 el palacio es comprado por Leopoldo Augusto Cueto, marqués de Valmar. Será con él cuando por el palacio desfilen las más importantes personalidades de la política y la cultura del momento. Debe tenerse en cuenta que el señor Cueto, diplomático de profesión ejerció sus labores en diversas capitales del mundo, siendo incluso ministro plenipotenciario en Washington así como Secretario de Estado, Mayordomo de Palacio y Senador Vitalicio. 





Retrato al óleo de Leopoldo Augusto Cueto, marqués de Valmar.
 La obra es propiedad de la Real Academia Española,
 institución de la que fue académico,
ocupando el sillón J (Jota mayúscula) desde el año 1858
 hasta su muerte, acaecida el 21 de enero de 1901.


Pero el señor Cueto fue ante todo un hombre de letras: filólogo, escritor, crítico literario e historiador, amén de Secretario de la Real Academia de la Lengua y de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Un dato ilustrativo de su pasión por la cultura es que la biblioteca del palacio de Aguirre estaba considerada como una de las mejores bibliotecas españolas de la época, ya que contaba con muchísimas primeras ediciones de autores como Lope de Vega, Góngora, o Cervantes.
Fue precisamente en Agirretxe donde el marqués de Valmar se refugió para trabajar durante sus vacaciones y por donde pasó la “creme de la creme” de la cultura romántica y postromántica española, como su propio cuñado, Ángel de Saavedra (Duque de Rivas), los hermanos Valeriano y Gustavo Adolfo Bécquer, el diplomático y escritor Juan Valera, el vallisoletano José Zorrilla y muy probablemente su gran amigo y colaborador, don Marcelino Menendez Pelayo. Esto por citar tan solo algunos nombres.
Fue precisamente Zorrilla, quien en su obra “¡ A escape y al vuelo! “  describió en verso  el recorrido por las calles de Deba, su visita a la iglesia parroquial y al palacio de Valmar.





Detalle del mueble de la biblioteca donde se aprecian dos de las
pinturas de Valeriano Bécquer.

Respecto a la estancia en Deba de los hermanos Bécquer (lo hicieron al parecer en dos ocasiones: 1862 y 1864), mencionar que debió estar originalmente motivada por un encargo que el señor Cueto, marqués de Valmar, gran amante de la pintura, había hecho a Valeriano. La primera visita pudo deberse a la realización de varias copias de obras de autores clásicos a las que tan aficionado era el señor Cueto. La segunda, probablemente a la realización de seis pinturas destinadas a decorar el gran mueble de la biblioteca del palacio. Mencionar que Valeriano Bécquer es de sobra conocido por ser una de las primeras figuras de la pintura romántica española, y su hermano Gustavo Adolfo por serlo en el campo de la poesía. Pero menos conocido es la faceta de Gustavo Adolfo como pintor, caricaturísta y dibujante. Ésta pudo ser la razón para que el poeta arribase a Deba en compañia de su hermano, trabajando ambos al alimón.


Valeriano Bécquer fue una de las más importantes
figuras de la pintura romántica.
La fotografía de Gustavo A. Bécquer corresponde al año 1870,
 el mismo año de su muerte, a los 34 años.
Su vida, incluidas sus estancias en Deba,
 discurrió muy unida a la de su hermano Valeriano.
 Curiosamente ambos murieron con una diferencia de tres meses.
 La obra de éstos, a menudo fue realizada al alimón.
 Como afirmó Gustavo tras la muerte de su hermano,
 " él me dibujaba mis versos y yo versificaba sus cuadros ".
Una faceta menos conocida de Gustavo Adolfo
 es precisamente la de dibujante, ilustrador y pintor.


Las imagenes corresponden a cuatro de los temas
 pintados por Valeriano Bécquer
 para el mueble de la biblioteca debarra del marqués de Valmar.

Un hecho interesante, por ser menos conocido, es la relación y colaboración de Leopoldo Cueto con intelectuales vascos de la época, que curiosamente coincide con un momento de efervescencia, renacimiento más bien, de la cultura "bascongada". 
El marqués de Valmar tuvo estrecha relación con José Manterola, el liberal donostiarra fundador de "EUSKAL-ERRIA, : revista bascongada", publicación bilingüe en la que colaboraban firmas tan notables como las de Ricardo Becerro de Bengoa, Fermín Herran, Arturo Campión, Antonio Trueba, Antonio Peña y Goñi, Juan Carlos Guerra, Carmelo Echegaray o Juan Venancio Araquistain.
Es probable que la relación entre Cueto y Manterola, a quien en sus cartas trata el marqués como "mi muy estimable amigo", llegase precisamente de la mano del abogado y escritor romántico debarra Juan Venancio Araquistain, amigo también y hombre de confianza, al parecer, del marqués de Valmar.
Fuese como fuese, lo cierto es que Leopoldo Cueto llegó a convertirse en esporádico colaborador de la publicación Euskal-Erria.
"Ubiarco (en la costa cantábrica)", "De mis recuerdos, Boga, boga, mariñela" y "La mujer de Guipuzcoa" son tres de los títulos que vieron la luz en aquella revista cuya misión, según proclamaba, era la de "recoger y transmitir los rasgos peculiares de las siete provincias vascas, dar a conocer su antiquísima cultura...".
Otro episodio interesante en la historia del palacio de Aguirre, sucedió durante la última Guerra Carlista, cuando durante los primeros días del mes de enero de 1875 el edificio se convirtió en Cuartel Real de Carlos VII.
Durante unos días el palacio fue ocupado por el pretendiente al trono Carlos María de Borbón y Austria-Este. El día seis de ese mes (Día de Reyes), Don Carlos redactaba en Deba un manifiesto que ha pasado a la historia como “Manifiesto de Deva” y que fue firmado en el salón que hoy se conoce como “de los espejos”. En este salón tuvo lugar la recepción de Don Carlos al pueblo de Deba y el acto del besamanos. Anteriormente, en 1866 el palacio de Aguirre había recibido la visita de la reina Isabel II y de su esposo Francisco de Asís, a quienes acompañaban sus hijos Alfonso (futuro Alfonso XII), y la infanta Doña Isabel.

¿ Y ahora qué ?
 Tras la última restauración realizada en 2010, el noble edificio acoge el conservatorio municipal de música. Por desgracia, el interior del antiguo y noble palacio de los Aguirre ha perdido prácticamente toda la personalidad y el estilo adquirido a través de siglos de existencia. Una vez más, se han sacrificado la historia y el patrimonio, favoreciendo la funcionalidad de forma un tanto descontrolada.
Aunque en malas condiciones, todavía se conserva parte de su mobiliario en espera de tiempos mejores que permitan su restauración y ubicación en el lugar que les corresponde.
Una de las piezas más valiosas y a mi modo de ver, injustamente olvidada, es el mueble de la biblioteca realizado por el marqués de Valmar en cuya decoración intervino Valeriano Bécquer pintando varias escenas sobre obras de autores clásicos del teatro universal. A fecha de hoy, por falta de presupuesto para ser restaurados, tanto el mueble como las pinturas del genial artista romántico duermen el sueño, o al memos, la siesta de los justos en unas frias y húmedas dependencias de la Diputación Foral de Gipuzkoa. Increíble pero cierto.

Tras la restauración del edificio, las fachadas de Agirretxe, lucen con tanto esplendor como lo hicieron en sus mejores tiempos, pero por desgracia, a su interior le falta la vida; le falta el alma de aquel parnaso donde la creatividad, y el amor por las artes contribuyeron a forjar la leyenda de inmortales personajes. 
Aunque Agirretxe ha perdido el alma, aún estamos a tiempo de recuperar al menos un hálito de lo ya irrecuperable. La restauración de sus muebles, la recuperación de sus extrañamente desaparecidos cuadros, de sus lámparas,  o de sus instrumentos musicales, pueden contribuir a que, al menos, nos ayude a imaginar  lo que Agirretxe fue en otros tiempos. Su interior, sus frías paredes, necesitan el calor y el color del pasado.  
Y para ello, tal y como están las cosas, solo me ocurre que además de voluntad, necesitamos un mecenas. 

                                 ¿ DÓNDE SE ENCUENTRAN ?
Si alguien lo sabe, agradecería hiciese un comentario en este espacio. Las fotografías corresponden al año 1986 y se hicieron para confeccionar el inventario correspondiente al mobiliario, tras la compra del 
edificio por el ayuntamiento de Deba. Los cuadros que aparecen, podrían ser copias de cuadros de autores clásicos realizadas por Valeriano Bécquer. Este fue seguramente el motivo de la primera estancia de los Bécquer en Deba.

Retrato de Luis de Gongora (paradero desconocido)
      

Retrato de Isabel II (paradero desconocido)
Retrato de Felipe V. (paradero desconocido)

Estos dos instrumentos, probablemente corresponden
a la época del marqués de Valmar. Una vez restaurados,
perfectamente podrían encajar dentro del antiguo palacio,
sede actual del conservatorio municipal de música.
En la actualidad se encuentran guardados en espera de
que soplen mejores vientos.