lunes, 20 de mayo de 2019

DEBA EN 100 PALABRAS

Literatura y mensaje social


      Palacio de Aguirre, lugar donde tuvo lugar la entrega de
 premios del certamen literario Deba en 100 palabras.


El pasado 16 de mayo tuvo lugar en el palacio de Aguirre la entrega de premios del concurso literario "Deba en 100 palabras", certamen patrocinado por la fundación Cárdenas y el Ayuntamiento de Deba, este año en su quinta edición.
Como en años anteriores, formé parte, junto a mis compañeros Jexus Mari Etxezarreta y Patxi Aizpitarte, del jurado encargado de seleccionar las obras presentadas en lengua castellana. El tema de este año: la ermita de San Roke de Deba.

Se presentaron 39 obras en castellano y 13 en euskara, diferencia algo lógica si se tiene en cuenta que en la edición en castellano participa gente de todo el estado.
El primer premio en el apartado castellano, titulado "Galicinio" correspondió al burgalés Jorge Sainz. El segundo, titulado "La última voluntad" al sevillano Javier Francisco Rubio.

Por su parte el primero de los premios en euskara fue para Koro Coca, de Errenteria, y el segundo para la debarra Arantza Odriozola.  

Pero centrándonos en el subtítulo de este artículo, decir que las dos obras premiadas en el apartado castellano lo fueron, según el jurado, por dos razones. La primera lógicamente por su calidad - se trata de un concurso - y ambas eran impecables desde el punto de vista literario.

La segunda de las razones fue el "plus" con el que sus autores nos han obsequiado en la presente edición. Y fue precisamente ese plus lo que motivó al jurado para otorgarles el galardón: sus obras mostraban un gran contenido tanto social como humano.

Es maravilloso que el arte de escribir sea también una herramienta para airear los buenos sentimientos, incluso el mensaje social.

 19 de Mayo, Día del Debarra en San Roke

Ermita de San Roke el día de su festividad, 16 de agosto.


Ambas obras se lo pusieron fácil a Patxi Aizpitarte, miembro del jurado y párroco de Deba, a la hora de dar su homilía en la centenaria ermita del patrón de la villa.

Patxi sacó toda la chispa a la obra del burgalés Jorge Sainz para hablar de la caridad y de la acogida a emigrantes y refugiados ante el drama de quienes como en el relato de Sainz recorren miles de kilómetros, a veces durante años, hasta llegar a lo que creen es su tierra prometida.

Por su parte la obra del sevillano Javier Francisco Rubio sirvió para que el párroco debarra hablase a la feligresía asistente sobre el perdón y la reconciliación, a veces entre hermanos.

Es curioso que estas dos obras del certamen literario patrocinado por Javier de Cárdenas fuesen a parar a los púlpitos. Seguro que ni el burgalés ni el sevillano jamás lo hubiesen imaginado al escribir esas 100 palabras.

Zorionak!