Hace unos días mientras
limpiaba con santa paciencia una partida de chipirones me detuve a palpar la
suave textura de los codiciados cefalópodos. De inmediato el disco duro de
mi memoria escupió un viejo recuerdo que
me hizo sonreír.
Sucedió hace muchos años.
Había acudido a una imprenta
de Estella-Lizarra donde iban a realizar un trabajo para nuestra empresa. Quería
quedarme tranquilo y preferí esperar hasta ver salir de máquina las primeras
pruebas. Mientras lo hacía, observé que de una de las máquinas salían miles de
pliegos a una velocidad vertiginosa; eran para otro cliente. No me atreví a tocar
ninguno de ellos pero sí a ver de qué iba el tema.
Se trataba de la recordada
revista “Ardi Beltza” , una publicación desgraciadamente desaparecida (injustamente clausurada por orden judicial) que estaba dirigida por el recordado Pepe Rei, un maestro del periodismo de investigación. Por fin pude
conseguir leer uno de los titulares:
JOSÉ MARÍA MERINO:
“LOS ARRANTZALES VASCOS SIEMPRE HAN UTILIZADO EL CHIPIRÓN COMO CONDÓN”.
El donostiarra José María Merino |
El chipirón y los arrantzales: protagonistas de la entrevista al doctor Merino. |
el médico donostiarra José María Merino.
Quedé subyugado por aquel titular
y pedí permiso para hacerme con un pliego y leer con toda tranquilidad aquella
entrevista que tanto prometía.
Lo hice y quedé sorprendido
por lo que el erudito miembro de Aranzadi contaba sobre la utilización del
cefalópodo como preservativo por los arrantzales vascos a través de la historia.
Tras la lectura, pensé, que
en cuestión de textura, lubricación y forma, había muchas similitudes entre una gran parte de los cefalópodos y el condón; no digamos
ya en cuanto a la gama de tamaños: desde el txokito hasta la pota de gran
calibre pasando por el chipirón pequeño y el mediano, sin dejar fuera, claro está, a la
sepia. Había tallas y formas para todo tipo de penes.
El periodosta Rafael Castellano, "Falete", autor de la entrevista José María Merino |
Hace unos días, mientras tomaba un café en un bar de Deba, nuestro pueblo, me junté con Rafael Castellano y tras recordarle su antigua entrevista al doctor Merino le pregunté si aquella había ido en serio o si por el contrario había sido una tomadura de pelo.
Casi ofendido, me respondíó que había sido una entrevista muy en serio y que lo narrado por el doctor
Merino estaba histórica y científicamente demostrado. Efectivamente, el doctor Merino no era un hombre que perdía el tiempo diciendo tonterías.
Los chipirones: condones de primera generación. |
El sexo de los hombres de
mar vascos es consustancial a la historia marítima de Euskal Herria, habiendo tenido
incluso influencia, primero en algunas palabras que formaron parte del “pidgin”
o argot sexual de nuestros marinos en tierras anglófonas, el “euskenglish”; más
tarde en la lengua vasca oficial.
Hasta hace pocos años la
palabra “txorta” era muy utilizada por los marinos vascos para referirse (con perdón)
a “follar” o “ echar un polvo”. Hoy día la palabra “txorta” (txorta jo) está
admitida por la Real Academia de la Lengua Vasca. En realidad dicho anglicismo
lo crearon nuestros arrantzales cuando tocando puertos ingleses, irlandeses o
canadienses eran asaltados por las profesionales del sexo que conocedoras de la
debilidad de la carne ofrecían a nuestros hombres un polvo rápido a un módico
precio: es lo que en inglés se llama un “Short time” (pronunciado shortaim).
Del “short time” se pasó al “txorta” algo normal en aquellos hombres que no
habían pasado por ninguna academia de inglés.
Es curioso el asunto del
sexo en el lenguaje de los marinos. Yo que navegué en la mercante durante
muchos años siempre oí decir que “más tira un pelo de coño que una estacha”.
Para quien lo desconozca la estacha es la cuerda gruesa que amarra un buque al
muelle.
Y continuando con el tema de
los cefalópodos no quiero pasar por alto una anécdota de la que fui testigo.
Estaba embarcado a bordo de un buque con bandera liberiana pero con tripulación
vasca y gallega. Nos encontrábamos amarrados en puerto y estaba a punto de
llegar el relevo de algunos tripulantes. Era la hora de la comida y, mientras
el camarero se afanaba en servir la mesa, el primer oficial preguntó si entre los
nuevos había algún conocido.
Alguien respondió que él
conocía al tercer oficial de puente, un chicarrón joven, con fama de voceras y bastante fantasma. El primer oficial tomó nota del comentario y siguió comiendo.
Se abrieron las puertas de
la cámara y entraron dos personas; eran los nuevos relevos, el tercer oficial y
el primer maquinista.
Tras los saludos de rigor,
el primer oficial guiñó un ojo al jefe de máquinas e iniciaron una farsa
haciendo que continuaban con una supuesta discusión interrumpida poco antes de
la llegada de los nuevos. El supuesto tema de la acalorada disputa verbal
parecía ser algo relacionado con la pesca, concretamente sobre alguna especie
marina.
A los gritos del primer
oficial dirigidos al maquinista, este último respondía subiendo el tono y el
volumen hasta casi hacernos creer a todos que se trataba de una discusión real.
Por fin, como queriendo dar
muestra de buena voluntad para llegar a un entendimiento, el primer oficial se
dirigió al recién llegado tercer
oficial y como queriendo convertirle en juez de la disputa le preguntó:
- ¿Tu entiendes de pescado ?
Entrando al trapo, el joven
respondió que estaba seguro de entender bastante más que cualquiera de los que
nos encontrábamos allí. Y para dar más crédito a lo que decía, afirmó que en su
familia siempre habían tenido barco pesquero y que de niño le daban potitos de
sapo y besugo.
- ¡ Vaya! Por fin hemos encontrado a alguien que
entiende del tema. Y continuó
preguntándole:
- ¿ Pero de cefalópodos también entiendes?
- De todo lo que viva en el agua. Respondió el joven aspirante a convertirse en juez de
la disputa.
Mirando fijamente a los ojos
del joven, el primer oficial fue levantándose lentamente de la silla mientras,
de forma grosera pero con mucha gracia se echaba mano al paquete de su entrepierna, y puesto ya en pie, mientras lo agarraba con fuerza preguntó al nuevo tercer oficial:
- ¿ Esto qué es: pulpo o
calamar ?.
muy bueno, nunca te dormirás sin saber una coasa más . Un abrazo
ResponderEliminarmuy bueno, nunca te dormirás sin saber una coasa más . Un abrazo
ResponderEliminarEstupendo reportaje.
ResponderEliminarEstupendo reportaje.
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