EL INAPRECIADO VALOR DEL PATRIMONIO
EL DIOS EOLO Y LOS
TXORITOKIS
Al redactar este artículo lo hago pensando en que a menudo no damos valor a cosas que la tienen y que desgraciadamente por desconocimiento o desidia van a parar a un vertedero. Nos deshacemos de ellas inconscientes de lo que hay detrás de éstas, quién fue su autor o su dueño y en qué momento se realizó. Y cuando con el tiempo lo sabemos y apreciamos, ya es tarde, ya han desaparecido para siempre.
Hace ya
unos años, cuando se vació el palacio de Aguirre para su restauración exterior
y su transformación interior, el Ayuntamiento de Deba guardó en una nave del
polígono industrial de Itziar todos aquellos elementos que pudiesen tener un
valor histórico o artístico por lo que mereciese la pena su conservación.
Llegó el
día en el que había que decidir qué era lo que merecía la pena conservar y
restaurar y qué no. Los responsables de decidir lo que se podía salvar fueron
dos técnicos de una empresa de restauración de Zaragoza contratados por el
Ayuntamiento para las obras del palacio. Tres vecinos de Deba fuimos invitados,
digamos a modo de testigos; claro está con voz pero sin voto decisorio.
Muebles del palacio de Aguirre en la nave del polígono de Itziar. |
Era mucho
lo que había, aunque la mayor parte en muy mal estado. Lo que más llamó
mi atención fueron unas enormes vigas de roble maravillosa y prolijamente
talladas aunque churrasqueadas en alguno de los últimos incendios que sufrió el
palacio.
Pregunté
a los técnicos a ver si no había posibilidad de salvar aquellas joyas y su
respuesta fue que debido al elevado coste de la restauración y a la falta de presupuesto para ello, serían enviadas al
vertedero de madera de Ormaiztegi. Una verdadera pena; aquellas vigas tenían
siglos de historia.
Al cabo
de unos meses un amigo me comentaba que había visto una curiosa noticia en ETB
sobre la inauguración o ampliación de una casa de cultura, creo recordar,
aunque no estoy seguro, que en Muskiz, Bizkaia. El reportero debió preguntar al
responsable del centro cultural, a ver dónde habían conseguido aquellas vigas
tan artísticas a lo que aquel respondió que habían sido traídas del vertedero
de Ormaiztegi y que habían pertenecido al palacio de Aguirre de Deba.
También
llamó poderosamente mi atención una maravillosa talla del dios Eolo que aunque
en muy mal estado pensé que sería un pecado enviarla al vertedero; tenía que
hacer algo por salvarla. Aquella talla, pequeño fragmento de un gran panel, era
testigo de la época más interesante y gloriosa del palacio de Aguirre.
Recuerdo
que por entonces, el jefe de la brigada municipal era Jon Aldalur, también allí
presente. Viendo que en pocos días una gran parte de aquellas obras iba a desaparecer
me dirigí a él diciéndole:
Jon: es una pena y un pecado que desaparezca esta
joya. Y como no quiero que nadie diga que me he llevado nada de aquí, quiero
pedirte un favor: el día que carguéis todo en el camión para llevarlo al
vertedero te ruego me separes esta talla pues quisiera restaurarla y salvarla.
Y así lo
hizo y así lo hice.
Poco
tiempo después me propuse investigar sobra la historia de aquella obra y
aquellas maravillosas vigas desechadas.
Talla del dios Eolo antes de su restauración. |
Roque
Aldabaldetrecu en su libro “Agirre Jauregia-Palacio de Aguirre” nos dice que el
trabajo de carpintería del palacio se realizó entre 1625 y 1627, es decir, se
realizó en dos años, siendo por entonces sus dueños Francisco Ochoa de
Irarrazabal y su esposa Joana de Otalora. Las obras de carpintería fueron
dirigidas por el maestro Francisco de Aguirre, vecino de Elgoibar, bajo diseño
firmado al parecer por el maestro carpintero azkoitiarra Santiago de
Urquiola.
Otro dato
de gran interés que da valor a la obra me llegó a través de la correspondencia
de Juan Valera, en concreto de una carta escrita en Deba el diez de septiembre
de 1871 por el escritor y diplomático español y dirigida a su hermana Sofía en
la que se refiere precisamente a este tema.
“…ha tenido (se refiere al marqués de Valmar,
dueño entonces del palacio de Aguirre) la
dicha de encontrar la casa, que es una alhaja, un verdadero primor artístico, y
de comprarla por casi nada; pero en la obra ulterior y en los muebles debe
haber gastado mucho. Toda la casa es de piedra; pero los artesonados y muchos
postes, y la escalera y no pocas cornisas y otros adornos son de roble,
admirable y prolijamente esculpidos en la mejor época del Renacimiento”.
Hoy día, la
talla del dios Eolo, salvado de varios incendios y de desaparecer definitivamente
en un vertedero del Goierri preside el salón de mi casa. Algunos muebles de
estilo imperio fueron restaurados con ayuda de la Diputación Foral
de Gipuzkoa por el Ayuntamiento de Deba. La restauradora fue la debarra Goizane Aizpurua. Hoy los muebles lucen en su lugar original, el palacio de Aguirre.
Aunque a algunos les parezca insignificante, este es otro ejemplo de cómo a veces no damos importancia a cosas que lo tienen.
Cuando el
casino de Deba fue derribado para la construcción de un nuevo edificio de
viviendas fui de los primeros en criticarlo pues aquel edificio obra del
ilustre Manuel de Cárdenas era de gran importancia en el campo de la
arquitectura civil regionalista vasca; el Neovasco. Fue una pena.
Tengo que
reconocer sin embargo que el nuevo edificio se ha levantado, salvo algunos
detalles, siguiendo el estilo del anterior, cosa que es de agradecer pues
desgraciadamente estamos demasiado acostumbrados a sustituir el arte por los
bodrios.
Detalle de los txoritokis del viejo edificio del "casino" que no han sido realizados en la nueva construcción. |
Uno de esos
pequeños detalles a los que me refería son los “txoritokis” de la fachada norte
del edificio que en la nueva obra han desaparecido. El txoritoki es uno de los
elementos característicos de la arquitectura regionalista vasca de principios
del siglo XX. La versión original proviene de las “ganbaras” (desvanes) de
nuestros caseríos, y eran pequeños huecos o ventanas triangulares. Tenían su
función y era la de poder airear y así conservar en aquella estancia los
productos del campo y de la matanza que más tarde serían consumidos a lo largo
del año. El nuevo estilo vasco del siglo XX los reutilizó más como elementos
decorativos, rindiendo así un homenaje al viejo baserri.
Las tres fotografías de arriba nos muestran los txoritokis de los chalés Itxasmendarte, Ave María y Ondarregi, todos ellos construidos por D. Manuel de Cárdenas. |
En marzo de
2018 fui invitado a dar una conferencia
en las XV Jornadas de Arquitectura Vernácula de La Habana , organizadas por la Cátedra Gonzalo de Cárdenas y la Oficina del Historiador de
la capital cubana. El tema de mi intervención
fue “Arquitectura Vernácula Vasca. De la casa-torre medieval y el caserío
a la arquitectura regionalista vasca del siglo XX en Deba y su entorno”.
Al hablar
sobre algunos elementos característicos reutilizados por los arquitectos
regionalistas en el País Vasco hice referencia a los “txoritokis”. Al terminar
mi intervención se acercaron a mí dos arquitectos, uno cubano y el otro
norteamericano. Muy interesados en el tema de la conferencia, ambos me
preguntaron cuál era la palabra vasca que había utilizado para denominar a los
pequeños huecos triangulares de las “ganbaras” o desvanes de los caseríos y
edificios regionalistas vascos; les respondí que “txoritokis”. Tomaron nota de
ello en sus agendas y tras explicarles el significado literal de la palabra
(sitio de los pájaros) quedaron encantados tanto de aquel casi insignificante
elemento arquitectónico como del poético significado de aquella palabra.
Resumiendo
y concluyendo este artículo quisiera hacer esta reflexión. En nuestro
patrimonio no hay nada insignificante por pequeño que parezca, ni siquiera un
txoritoki.
Tenemos que
cultivar y enseñar a cultivar la sensibilidad a nuestros niños y jóvenes para
que aprendan a valorar la importancia de lo bello, de la armonía de las formas,
de nuestro patrimonio y de nuestra historia.
De lo
contrario corremos el riesgo de que nuestra cultura acabe en un vertedero.
Totalmente de acuerdo con lo que se manifiesta en el último bloque de párrafos, y con la reflexión que contiene.
ResponderEliminarParece extremadamente difícil y la realidad así lo demuestra que este aspecto de la cultura histórica de un Pueblo, en nuestro caso el Vasco, pueda ser insertado en el mundo académico y así lograr la trasmisión generacional y evitar el olvido.
Menos mal que algunas personas contribuís con vuestra labor a investigar y dar conocimiento de vuestros hallazgos.
Eskerrik asko, eta aurrera!!!
Muchas gracias a ti por participar y estar en la misma línea en cuanto a las reflexiones expuestas en el artículo. ¿Eres Félix?
ResponderEliminarEn Elgoibar también se han tirado Palacios, para construir enjambres de personas. No espabilamos.
ResponderEliminarMartín.