La hora en Deba es... La hora Ostolaza
RECUERDOS DE UN MARINO DEBARRA
Aunque nunca he sido deportista ni he practicado ejercicio físico, cosa poco recomendable, una de las cosas que procuro realizar cotidianamente es caminar por lo menos durante una hora. En mis diarios paseos siempre me acompaña mi esposa, Susi.
Hace unos días tras realizar nuestro habitual recorrido (alameda, playa, ría, Maspe y viceversa) nos internamos en el casco urbano, última etapa de nuestro cotidiano paseo.Pasábamos junto a la joyería Ostolaza, cuando mi esposa comentó: "desde hace años, el reloj nunca está en hora".
Tras meditar durante breves segundos y comprobar que tal
aseveración era cierta, recordé que hace
años, muchos años, la hora “oficial” en Deba era la hora Ostolaza, y que el
reloj de la citada joyería venia a ser, para nuestro pueblo, algo así como el
reloj de la Puerta del Sol para la ciudad de Madrid.
Pensé en Ángel, un hombre especial, pero siempre dispuesto a colaborar como patrocinador en cualquier actividad cultural o deportiva. Recordé también las largas charlas que manteníamos y que habitualmente se centraban en las pastorales de Monseñor Setien, del que ambos éramos verdaderos “fans”, o de las vicisitudes de la entonces tan en boga Teología de la Liberación.
Angel Ostolaza. |
E inmerso en mis recuerdos, rememoré también la propuesta de proyecto para la realización de unos frescos alegóricos que serían pintados en la bóveda de la ermita de Santa Catalina, algo así como una Capilla Sixtina pero en plan rural. En este caso el Miguel Ángel de turno sería el gran artista local José Ignacio Treku.
Tanto le entusiasmó la idea que tiempo le faltó para afirmar estar dispuesto a correr con los gastos de tan sublime obra. Sabía yo de antemano que aquella propuesta le iba a llegar al alma. Lo sabía, porque Ángel, siendo hijo del caserío Gaztañeta, tenia el alma de un mecenas renacentista florentino, claro está dentro de sus posibilidades. Además, para él, la ermita de Santa Catalina representaba algo así como el Santa Santorum del barrio de Egia.
Otro de los grandes proyectos que quedaron en nuestro
tintero fue el de la colocación de un gran reloj en el centro del paseo de la
playa de Deba. Según Ángel, tenia que ser algo parecido al conocido reloj del
paseo de la Concha de Donostia. Por supuesto que los gastos corrían a su cuenta, aunque en este caso
había contrapartida: las tres esferas del proyectado reloj deberían llevar de
forma bien visible la inscripción: “Joyería Ostolaza”.
Ahora, transcurridos ya mas de veinte años desde que dejé de
navegar, recuerdo a menudo una de las anécdotas que guardo con más cariño en el baúl de
mis recuerdos de marino.
Creo recordar que estaba embarcado a bordo del buque “Continental Pioneer”. Realizábamos un viaje desde Argentina al puerto lituano de Klaipeda, en el mar Báltico. Nos encontrábamos en pleno Atlántico a más de mil quinientas millas de la costa vasca.
Cuando sintonicé mi receptor en medio del océano, escuché unas campanadas y una voz que decía: "La hora en Deba es... la hora Ostolaza". |
Eran las ocho y media de un Domingo. Había entrado de
guardia en la estación de radio y tras sintonizar uno de los receptores en la
frecuencia marítima de 500 Khz. hice lo mismo con otro, pero en este caso para
escuchar en onda media las noticias de la primera emisora que entrase con
fuerza.
Tras girar varias veces el dial, recibí la señal de una emisora que entraba con mas potencia que una bomba. Sonaron unas campanas: ¡Dan! ¡Dan! ¡Dan! ¡Dan!, y tras una breve pausa, una timbrada voz varonil comentó: “ La hora en Deba es… la hora Ostolaza”.
El reclamo publicitario se repitió varias veces a lo largo de aquella emisión. Se trataba del programa Gure Bideetan de Radio San Sebastián, Cadena SER, un programa de tipo cultural sobre temas gipuzkoanos, patrocinado claro está, por Joyeria Ostolaza.
Aunque la anécdota parezca una nimiedad, no lo fue para mí, un marino ausente durante muchos meses y con más campaña a sus espaldas que el mismísimo Capitán Trueno. Tras desembarcar para disfrutar de unas merecidas vacaciones, comenté a Ángel la emoción que me había producido escuchar tan lejos de casa, en medio del océano, aquellas campanadas y aquella voz que hacían referencia a nuestro pueblo y a su joyería.
Noté que su cara mostraba la satisfacción y el orgullo de haber invertido su dinero en algo que, a través de las ondas, llegaba tan lejos y a tantos oídos. Y como quien no da importancia a la cosa, pero como queriendo darme una lección me respondió: “La publicidad, siempre que esté bien realizada, es un medio efectivo y rentable para llegar a la gente”.
Han
transcurrido más de treinta años desde que en medio del océano escuché aquellas
campanadas y aquella voz que decía “ La hora en Deba es … la hora Ostolaza”. Y
quién me lo iba entonces a decir, desde hace más de veinte, ¡paradojas de la
vida!, soy agente publicitario.
El presente artículo fue publicado, originalmente, en el programa de fiesta de Deba, en el año 2009.
Una historia muy bonita, Álex. Estoy enganchado a tu blog y te animo a que sigas escribiendo.
ResponderEliminarSoy una Ostolaza de pro!!!! Me encanta!!!! Lo de la hora Ostolaza..
ResponderEliminarMe alegro. ¿Eres de Deba?
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