domingo, 4 de agosto de 2013

DOS RITOS PARA UNA FIESTA

                              DOS RITOS PARA UNA FIESTA

 

Hace ya un par de años, Agustín de Cárdenas Chávarri, me hablaba sobre el acto recordatorio que anualmente se celebra en el cementerio debarra poco antes del lanzamiento del txupinazo oficial de fiestas. Le vi muy informado sobre el tema y, efectivamente, me hizo saber que él había asistido en más de una ocasión al citado acto, convertido desde hace años en un verdadero ritual.
Aquella conversación con Agustín me dio pie a escribir sobre dos ritos desconocidos por muchos de los que disfrutan de las tradicionales fiestas de San Roque; uno dedicado a los ausentes, el otro a los presentes.

Recordar a los ausentes.

A las cinco de la tarde, como en el poema de Lorca, un recuerdo para Agurtzane y los ausentes.
El primero de ellos, al que acabo de referirme, se celebra desde las fiestas del año 1986, pocas semanas después de la muerte en accidente de la joven de 24 años Agurtzane Egaña, miembro de la banda de música de Deba.
Desde entonces, el catorce de agosto todos los componentes de la banda se dirigen al cementerio donde, a las cinco de la tarde, al son de la Martxa de Deba rinden tributo no sólo  a la memoria de Agurtzane, sino extensivamente a la memoria de todos los debarras fallecidos. Las alegres notas de la marcha compuesta por don Pablo Sorozabal rompen al menos durante unos minutos
el siempre tenso silencio del camposanto como queriendo transmitir y hacer partícipes de la explosiva alegría festiva a los ya eternos ausentes.
Algo tienen los debarras con la música que hasta la escuchan después de muertos; posiblemente será porque la llevan en el alma, y según dicen, ¡ojalá sea cierto!, el alma pervive tras el terrenal jolgorio.        

Reconfortar a los presentes

Ikaki junto a la hornacina de San Roque construida por sus amigos Bittor Urain,
Bentu Fernández y él mismo.
El origen del segundo de los ritos, tiene también nombre y apellido: Iñaki Odriozola.
Todo comenzó cuando hace ya doce años el hijo del cariñosamente recordado sumo pontífice de las parrillas debarras, Inaxio Odriozola y de su esposa Joxepa Lasa, tuvo la generosa idea de agasajar con un hamaiketako a quienes regresan al pueblo, tras asistir a la misa celebrada en la ermita de San Roque el día de la festividad de nuestro santo patrón.
Este acto, convertido ya en ritual, se celebra en pleno camino a la altura de la hornacina del santo de Montpellier. Es allí donde Iñaki y sus ayudantes dirigidos por el maestro de ceremonias Bentura Fernandez agasajan a romeros, anderos y autoridades con una soberbia ensalada de tomate procedente de la huerta de los Odriozola y una tabla de jamón y embutidos variados; todo ello regado con abundante vino, txakoli y refrescos.
Mientras el personal da buena cuenta de las viandas, Iñaki y otros voluntarios relevan a los sufridos anderos cargando sobre sus hombros los 76 kilos de la efigie de San Roque para que estos puedan reponer fuerzas.

Para mí, que desde hace años asisto al rito sociogastronómico-religioso, éste es uno de los actos más sencillos y simpáticos de las fiestas; todo un ejemplo de confraternización ciudadana sin distinción de credos ni de ideologías, eso sí, confraternización  vía gástrica, como corresponde al país donde vivimos.
La organización del acto tiene a mi modo de ver un doble valor teniendo en cuenta que los gastos de comida y bebida corren a cuenta del bueno de Iñaki, valor que se quintuplica viendo los tiempos que corren.


Iñaki entrevistado por ETB, mientras releva junto a Fernando Pastor, Josu Iriondo
y Jesús Mari León a los anderos oficiales.
El año pasado, como avalando la trascendencia del rito, observé con sorpresa que hasta las mismísimas cámaras de Euskal Telebista se habían acercado al lugar para entrevistar al simpático filántropo. Tuve la sensación de que era algo así como el reconocimiento a la generosidad y buena voluntad de Iñaki Odriozola.
Si los hados nos son propicios, este año, el dieciséis de agosto también acudiremos a la ermita, sabiendo que  al regreso, a un lado del camino y fiel a la cita, encontraremos a Iñaki ofreciéndonos, además del hamaiketako, su generosa y gratuita sonrisa.
 
Se acabó lo que se daba.Tras el hamaiketako, Iñaki con sus colaboradores,
amigos y una representación de las autoridades municipales.