viernes, 29 de diciembre de 2023

 

                            LA TRAGEDIA DEL "JOSE RAMÓN"

Ría de Deba, agosto de 1899. La fotografía de Policarpo Elosegui Ansola refleja una de las actividades preferidas por los veraneantes de entonces: los paseos por la ría a bordo de embarcaciones como esta trainera de pesca, y las meriendas en el desaparecido merendero de Iruroin. Hacía seis años que una trainera como ésta, la “José Ramón”, fue alcanzada por un rayo matando a cuatro de sus tripulantes. Consta que cuando acaeció la tragedia, aquella era la única trainera que quedaba en el puerto de Deba. Viendo esta fotografía de 1899, podría pensarse que la trainera que muestra la imagen pudiera ser la misma en la que hacía seis años murieron cuatro de sus tripulantes y que una vez reparada se dedicó a labores turísticas. Incluso podría pensarse que el patrón que gobierna el timón a popa pudiera ser el propio José Ramón Beitia.

 

En 1883 el Ayuntamiento de Deba respondía a un escrito del ingeniero-jefe del Crédito General de Ferrocarriles sobre unas informaciones solicitadas por éste. Gracias a la información remitida por el ayuntamiento  sabemos que ese año había tres embarcaciones dedicadas a la pesca en Deba y entre todas daban trabajo directo a 46 hombres.

Aun no había llegado a Deba el ferrocarril; lo haría diez años después, en 1893, un año precisamente marcado por la tragedia en el puerto de Deba.

Al parecer las tres embarcaciones mencionadas debían ser traineras y probablemente una de ellas era el “Jose Ramón”, cuyo armador y patrón era Jose Ramón Beitia. Probablemente se tratase de José Ramón Beitia Olave, casado con Catalina Josefa Ulacia Alcibar.

La madrugada del 14 de Junio de 1893 la trainera debarra, la única que ese año quedaba en Deba, salía de puerto a faenar como de costumbre. Era temporada de la anchoa y las trainas (redes de arrastre que dan nombre a ese tipo de embarcaciones) seguramente habrían sido revisadas y reparadas el día anterior por las mujeres de los arrantzales.

Debían llevar ya horas trabajando cuando hacia la una de la tarde se levantó una gran tormenta que causó el trágico acontecimiento.


Pero nada mejor que la noticia publicada en portada el 15 de junio por el periódico bilbaíno “El Nervión, Periódico de la Tarde” remitida por su corresponsal en Deba bajo el titular “La catástrofe de Deva”.

“… es un suceso bien doloroso, que ha causado honda sensación en este vecindario que llora la muerte de cuatro valientes y honrados pescadores , que han perecido hace pocas horas , víctimas de un rayo.

La única lancha trainera que existía en este puerto salió esta madrugada como es costumbre para la pesca de anchoa. La trainera tiene el nombre de su patrón José Ramón e iba tripulada por doce hombres.

Durante la mañana nada particular, pero a eso de la una de la tarde hallándose la trainera a media hora del puerto, se formó una nube tremenda y a poco comenzaron los truenos, por cuyo motivo los que la tripulaban se dispusieron a regresar al puerto.

Estando haciendo los preparativos cayó un rayo en la lancha y todos los que la tripulaban quedaron sin sentido y medio asfixiados. Pocos momentos después, recobraron el conocimiento unos cuantos y notaron con espanto que la trainera había sido agujereada en varios sitios, por donde penetraba el agua.

Como algunos de los tripulantes permanecían sin moverse en el fondo de la lancha trataron de despertarlos, notando entonces que cuatro de sus compañeros eran cadáveres que habían perecido a consecuencia del rayo…”

Frente a esta costa de Zakoneta-Mendata-Aitzuri en Deba, es donde tuvo lugar la tragedia del “José Ramón”.


El 18 de junio, cuatro días después de la tragedia, siendo alcalde Juan José Trecu, se reunía el pleno del Ayuntamiento debarra haciendo constar en acta el siguiente escrito:

“Seguidamente se dio cuenta de que el Sr Alcalde y Párroco habían dispuesto celebrar el día de mañana honras fúnebres en sufragio del alma de Juan Bautista Echeverria, Ignacio Echeverria, D.Jose Maria Eizaguirre y Agustín Echeverria, pescadores que a la una de la tarde del día 14 del actual perdieron su vida en la trainera llamada Jose Ramón de esta matrícula a consecuencia de una terrible tormenta que les sorprendió en el ejercicio de su penosa y arriesgada profesión y que seguidamente tratan de postular ambos a favor de las familias de las víctimas. Enterado el Ayuntamiento acordó concurrir á las honras y abrir una suscricion al objeto indicado encabezándola con ciento veinte y cinco pesetas y se invite á los Ayuntamientos cercanos y particularmente á los de la costa, asi como a la Comisión provincial por si pudiera conceder algún donativo para enjuagar las lagrimas de las tristes familias, rogando de la 1ª si vieren conveniente inicien una suscricion particular en el vecindario”.

Un dato a resaltar es el hecho de que el Ayuntamiento se dirija a los “Ayuntamientos cercanos y particularmente á los de la costa” con el objeto de recaudar fondos para ayudar a las familias de las víctimas.

Hay que tener en cuenta que por entonces aún no existían los seguros laborales y el desamparo de las familias era total en caso de accidente con  pérdida de vidas humanas, por lo que había que recurrir a la solidaridad de los pueblos cercanos. El archivo debarra guarda en sus actas varios testimonios de esa solidaridad:

El 3 de enero de 1909, el consistorio debarra atendía la petición del alcalde de Lekeitio solicitando ayuda para las familias de los ahogados en el hundimiento del vapor “San Antolín”. Se concedieron 50 pesetas.

El 24 de agosto de 1912, el ayuntamiento abría una cuenta con 100 pesetas para recaudar fondos para socorrer a las familias de las víctimas de la catástrofe marítima del Cantábrico. Los alcaldes de Bermeo y Lekeitio agradecían la ayuda.

El 12 de enero de 1913, el ayuntamiento de Hondarribia solicitaba una suscripción abierta para ayudas a las familias de los 12 hombres  víctimas del naufragio del vapor de pesca “Constantino Chiquia” acaecido el día 4 de ese mes. El ayuntamiento de Deba acordaba conceder 100 pesetas.

El 14 de febrero de 1915 el pleno debarra acordó contribuir con cincuenta pesetas a la suscripción abierta para socorrer a las familias de los cuatro náufragos del vapor “Virgen del Mar” matriculado en San Sebastián.

Son solo cuatro ejemplos de lo que por entonces era algo habitual, tanto los naufragios como las ayudas solidarias con destino a las desgraciadas familias.

 

El trágico acontecimiento del “Jose Ramón” tuvo lugar entre Deba y Zumaia y los fallecidos fueron Bautista Echeverria de 60 años, que dejaba viuda y dos hijos casados. Jose María Izaguirre de 60 años, que dejaba una hija y un nieto. Ignacio Echeverria, de 68 años, con varios hijos, todos casados, y Agustín Echeverria, un joven de 15 años hijo del bañero Casto Echeverria, muy conocido según la crónica del periódico bilbaíno “por todos los que frecuentan esta playa de baños”.

Cuenta la crónica que a duras penas el patrón consiguió doblar la peña de Zakoneta (seguramente se refiere a la peña de Aitzuri) pues la embarcación hacía agua debido a varios boquetes producidos por el rayo. Cuenta también que tras saltar el patrón al agua fueron auxiliados por los trabajadores de una cantera. Es de suponer que se refiere a la cantera de Arronamendi.

Tras darse aviso del accidente, rápidamente se organizó una expedición de auxilio que llegó al lugar a bordo de la trainera mutrikuarra “Golondrina”. A bordo de ella iban el juez municipal de Deba Jose Manuel Esnaola, el secretario Saturnino Rementeria, el médico Sr. Ostolaza y el practicante Sr. Guimón.

Además de los cuatro fallecidos resultaron heridos  Ramón Deva, con quemaduras en el muslo derecho; Castor Zulaica, que sufrió quemaduras en el brazo izquierdo y en el ojo, y Genaro Olave, herido en la mano izquierda.

Los ocho supervivientes: el patrón José Ramón Beitia, Ramón Deva, Castor Zulaica, Genaro Olave, José Galdos, Francisco Gorostola, Joaquín Urresti y Fernando Mancisidor embarcaron en Arronamendi a bordo de la trainera mutrikuarra “Golondrina” y  regresaron al puerto de Deba donde les esperaba numerosa gente. Los cuatro cadáveres fueron embarcados en otra trainera y desembarcados en la playa de Deba para posteriormente ser llevados al depósito del cementerio.

Traineras, tripulantes y ubicaciones similares a la de la tragedia del “Jose Ramón” eran frecuentes y fueron motivo de inspiración a Don Pío Baroja quien solía pasar temporadas en Deba en casa de su gran amigo Fernando del Valle Lersundi y donde precisamente se dice que comenzó a escribir su novela “Las Inquietudes de Shanti Andía”. Y no sería nada extraño pues los paisajes costeros de  Luzaro y Elguea descritos por don Pío, parecen estar sacados de Deba e Itziar.

También el breve y maravilloso relato “Ángelus” incluido por el escritor donostiarra en su obra “Vidas Sombrías” publicada en 1900, hacen pensar que Baroja se basó en hechos y escenarios como el descrito en “Ángelus”, relato que curiosamente se desarrolla en el mismo lugar donde tuvo lugar la tragedia de la trainera debarra “José Ramón”. El propio título hace referencia al Ángelus que los tripulantes de una trainera mutrikuarra rezan al escuchar en la lejanía las campanadas de la iglesia de Itziar; son las campanadas que anuncian e invitan al rezo del Ángelus. Esta breve pero magistral y maravillosa obra debería ser de obligada lectura en todos nuestros centros escolares.


Puerto de Mutriku. Tripulantes y trainera mutrikuarra de finales del siglo XIX o principios del siglo XX. Bien podría ser la “Golondrina”, embarcación que trajo a los supervivientes al puerto de Deba. El escritor Pío Baroja debió inspirarse en escenas como ésta para escribir “Ángelus”, un breve relato que debería ser de obligada lectura en nuestros centros escolares y que se desarrolla justamente donde tuvo lugar la tragedia del “José Ramón”. Detalles de esta fotografía como los hombres, las características de la embarcación, el mástil de proa, las traínas (redes), incluso el detalle del perro que les acompaña quedaron magistralmente reflejados en la obra del escritor donostiarra.

Otra imagen de la trainera mutrikuarra anterior. En ella podemos ver a los tripulantes de la trainera limpiando  la” traina” o red y sacando las últimas anchoas que han quedado enredadas en ella.

 

Bibliografía:

A.H.M.D. (Archivo Histórico Municipal de Deba) Libros de Actas de los años 1893, 1909, 1912, 1913, 1915.

“El Nervión-Periódico de la Tarde” Bilbao,15 junio 1893, 2ª edición,  (Hemeroteca).

Turrillas Aranzeta, Alex: “Deba, un Paseo por Nuestra Historia”.

Turrillas Aranzeta, Alex; “Conservas Yurrita, 150 Años de Historia y algo más”

lunes, 11 de diciembre de 2023


                        UNA HISTORIA CON DOS CARAS



El 16 de noviembre de 1930 el pueblo de Deba homenajeaba al gran filántropo republicano José Manuel Ostolaza Zabala colocando una placa de mármol en la fachada del edificio de la EBEFO (Escuela Biblioteca del Emigrante Fundación Ostolaza). Hasta entonces, la calle que transcurre ante esa fachada se había denominado calle Carnicería, pero en honor al hombre que tanto había hecho por su pueblo pasó a denominarse calle de D. José Manuel Ostolaza Zabala. Era una forma de agradecer su labor.



Deba, 1932. Visita a la EBEFO (Fundación Ostolaza) del presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora. Tras él, Manuel Azaña y delante el general Queipo de Llano. Flanqueando al presidente puede apreciarse a dos jóvenes que portan banderas republicanas y lucen gorros frigios.


El 23 de septiembre de 1936 Deba es tomada por las tropas que apoyaron al entonces denominado Alzamiento Nacional,  encabezado por Francisco Franco, y el 15 de julio de 1937 el Ayuntamiento acuerda que la calle de José Manuel Ostolaza pase a denominarse “calle 23 de septiembre” para conmemorar la efeméride debarra de las tropas que apoyaron al general Franco.  Poco después el consistorio municipal quitaba la placa de la fachada de la escuela creada por don José Manuel Ostolaza y en vez de echarla a la basura tuvo una “genial idea”: darle la vuelta y grabar en el reverso  la siguiente patriótica leyenda:

España Vencedora del Comunismo en la Cruzada que Levantó este Día, Busca la Paz del Imperio por la Unidad por la Grandeza por la Libertad en el Signo de Franco el Caudillo. Arriba España. XVII XVIII XIX Julio MCMXXXVI.


La nueva placa, o mejor dicho la vieja placa reutilizada, fue colocada, primero sobre el gran balcón en la fachada noble del ayuntamiento y años después sobre el dintel de la puerta principal, en los “arkupes”, y allí estuvo hasta que llegó la democracia.

Década de 1940. Balcón del Ayuntamiento durante la fiesta del "Día del marinero". Entre el balcón y los escudos se puede apreciar la placa con la leyenda franquista; por cierto, iluminada con luces.


Puerta del Ayuntamiento situada en los "arkupes". Sobre su dintel, ahora en blanco, también estuvo colocada la placa de mármol que conmemoraba la "efeméride" franquista.

El 17 de septiembre de 1978, el nuevo Ayuntamiento democrático volvió a colocar la antigua placa en su lugar original, en el edificio de Ostolaza, por supuesto dándole de nuevo la vuelta y mostrando el texto original dedicado en 1930 a D. José Manuel Ostolaza Zabala. La calle volvió a denominarse con ese nombre.

La Ley de la Memoria Histórica, aprobada el 26 de diciembre de 2007, ordena en su Artículo 15 “la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación personal o colectiva, de la sublevación militar de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura”.

La placa de nuestro amigo José Manuel Ostolaza guarda en su reverso uno de esos mensajes de la “Cruzada franquista” y según la ley tendría que ir a parar al vertedero. Pero la vida al igual que nuestra placa tiene dos caras; la franquista es la cara oculta y como no se ve no nos molesta; es más, tiene su historia. Y seguro que tampoco molestaría al Sr. Ostolaza a quien con toda seguridad le haría mucha gracia esta anécdota.