sábado, 18 de diciembre de 2021


                     EL CREDITÓN OTEIZIANO

         AMIGOS SÍ,  PERO…

      EPÍSTOLAS ENTRE UN ARTISTA Y UN DIRECTOR BANCARIO


Hace unos meses recibimos en Kultur Elkartea de Deba una solicitud de ARTIUM, Museo de Arte Contemporáneo del País Vasco. El museo gasteiztarra nos informaba de que pretendían realizar una exposición bajo el título “Un sitio para pensar. Escuelas y prácticas educativas experimentales de arte en el País Vasco, 1957-1979”. Solicitaban nuestra colaboración.

La exposición estaba programada para realizarse entre el 21 de enero  y  el 12 de junio de 2022. Cuando sea publicado este artículo estará a punto de ser inaugurada.

Para explicarnos los pormenores del proyecto vinieron a Deba los tres comisarios de la programada exposición: Mikel Onandia, Rocio Robles Tardío y Sergio Rubira. En la entrevista también estuvo presente Jose Mari Larramendi, exdirector de la oteiziana escuela experimental de arte de Deba.

Posteriormente tuvimos otra entrevista, esta vez con Mikel Onandia, en la que revisamos el material existente en nuestro archivo sobre la histórica Escuela de Arte Experimental Vasco, creada en Deba por Jorge de Oteiza en 1970.

Seleccionamos fotografías, recortes de prensa y algún que otro documento de aquella época. En una posterior visita de Mikel Onandia acompañe a éste al claustro de la iglesia de Deba para que viese los moldes de cera basadas en las maquetas de los apóstoles de  Arantzazu realizados por Oteiza. Eran piezas que también merecían ser expuestas.

En realidad, según palabras de Jose Mari Larramendi, exdirector de la escuela de arte debarra, aquellos moldes de cera fueron realizados por los alumnos del centro, sin el conocimiento de Oteiza,  para realizar unas esculturas de bronce con cuya venta pensaban podría seguir financiándose el centro artístico y a la vez poder llenar y alimentar sus afligidos estómagos. La escuela tenía serios problemas de financiación y aquello podía ayudar. Cuenta Larramendi que cuando le dijeron a Oteiza lo que habían hecho, por supuesto sin su permiso, al de Orio le pareció una idea genial. Seguramente se sintió halagado por la iniciativa de los jóvenes.

Pero centrándome ya en el tema del titular de este artículo, diré que revisando documentos de aquellos años me detuve en una serie de hojas grapadas de las que dos llamaron poderosamente mi atención. La primera era una carta mecanografiada de Oteiza fechada el 27 de abril de 1970 en Irún, en la Avenida de Francia, 33,  lugar donde por entonces residía con su esposa Itziar. Dicha carta iba dirigida “ Al Sr. Director de Induban. Banco de Financiación Industrial. San Sebastián”, una entidad  filial del Banco de Vizcaya.

El texto comenzaba con estas palabras: “Sr Alberto Abad y distinguido amigo. me permito solicitar a INDUBAN (de acuerdo a nuestra primera conversación ayer) un FONDO ECONOMICO que obedece a un propósito que resumiré brevísimamente en 2 partes (Propósito 1 y Propósito 2) y que espero merezcan la atención de su distinguido equipo directivo”.

Lo de “FONDO ECONÓMICO” queda claro que era un eufemismo utilizado por el artista para referirse a un simple creditón. Pero antes de nada y por si al avispado bancario se le ocurría sugerirle que vendiese parte de su obra para financiarse, Oteiza  deja claro que  desea donar  al  País Vasco toda su obra experimental de escultura y demás legado, el cual irá a parar a un centro al que él llama “ LABORATORIO ACTIVO MODELO para el trabajo, información y proyectos de un escultor actual”.     

En cuanto a los dos propósitos o finalidad del crédito, el primero de ellos iba dirigido a la compra de una casa con jardín destinada a vivienda suya y de su esposa, así como residencia y lugar de trabajo de dos o tres colaboradores suyos. Oteiza no especifica la cantidad económica necesaria para satisfacer este primer propósito.   

El segundo  propósito del crédito es la compra de un horno de fundición industrial para la escuela de Deba, ya que según palabras suyas los escultores vascos se ven obligados a fundir en Madrid, donde según él lo hacen mal y tarde.  Asimismo comenta que hace tiempo quiso crear, junto al escultor Berrocal como socio (Miguel Ortiz Berrocal), una fundición internacional en Vitoria donde ambos pensaban instalarse. Comenta que en Deba, junto a su ayudante y colaborador  Koldo Azpiazu está  “ tratando de montar unos talleres de arte con la fundición artística como  núcleo industrial”.  El importe solicitado  para satisfacer este propósito, el comentado horno de fundición, es de dos millones de pesetas . Deja claro que de los dos propósitos, el más urgente es el segundo, es decir, el del horno.

 La respuesta del banco.

La carta con la respuesta de INDUBAN a la solicitud de crédito de Oteiza está fechada en San Sebastián el 25 de mayo de 1970, casi un mes después de la solicitud. La carta demuestra que los bancos y sus directivos no han cambiado a pesar del tiempo transcurrido: la pasta es la pasta  o dicho en inglés “business are business”.

Tras un cariñoso “Mi querido amigo” el director de la sucursal donostiarra de INDUBAN (Alberto Abad) comienza su carta exponiendo al artista que su solicitud de crédito será estudiada como una más de las presentadas por el resto de clientes. Eso sí, deja claro que el banco tiene que tener perfecta garantía de la rentabilidad del crédito y del patrimonio de las personas que estén dispuestas a garantizar el mismo. Esto por si Jorge no se ha enterado. Lo de siempre.

Y para que todo quede claro el “amigo” le detalla cuatro puntos bien numerados  que son condición indispensable  para que la entidad bancaria comience a estudiar el asunto.

El primero de ellos, el más “light”, requiere información sobre el personal del taller de fundición , cualificación de éste, etc. etc. etc.

En el segundo se le solicita información sobre la inversión prevista, forma de pago prevista para dicha inversión, etc. etc. etc.

En el tercero se le pide un análisis de la previsible cuenta de explotación, con detalles tan concretos como el de las piezas que se prevé serán fundidas diariamente, así como una previsión de las ventas durante los próximos 24 meses y otros detalles como la política o actividad comercial del futuro taller de fundición.

Para finalizar, en el cuarto punto se encuentra la “madre del cordero”, la esencia del porqué de la banca y su negocio:  “Descripción de los bienes y valoración de los mismos de Don Jorge de Oteiza. Idem de los posibles garantes, señalándonos, de cada uno de ellos, nombre y Bancos con los que actualmente trabajan”.

La carta finaliza con el mismo “cariño” con la que ha comenzado:

“En espera de sus noticias, reciba un fuerte abrazo de su amigo,

Alberto Abad “.

Al escribir este artículo no puedo dejar de sonreír pensando en la cara que pondría el amigo Oteiza al leer la respuesta del banco a su solicitud; me lo imagino echando sapos y culebras y maldiciendo a todo el gremio bancario. Un verdadero artista, como Jorge, no estaba hecho para templar ese tipo de gaitas.

¿Qué cómo acabó la historia del creditón? Pues simplemente en agua de borrajas. El crédito no prosperó; eso sí, el horno llegó a la escuela pero a través de otras vías.

Para saborear con más detalle ambas crediticias epístolas, adjunto las dos cartas; la del artista y la del director de INDUBAN.