miércoles, 17 de marzo de 2021

DOS CANOAS INDIAS EN DEBA

 

  DE FRANCISCO DE SORARTE A GAIZKA TXURRUKA


    



El pasado mes de febrero, concretamente los días 23 y 24, un equipo de Televisión Española  estuvo realizando en Deba la grabación de parte de uno de los capítulos del programa Agrosfera, emitido los sábados en el segundo canal de la televisión nacional. Dicho programa gira en torno a temas de agricultura, pesca, medio ambiente, gastronomía, historia  y cultura.

Fuimos varias las personas que intervinimos, cada cual con un tema aunque con los consabidos límites del crono pues, a pesar de que había mucho que contar, la limitada duración del espacio obligaba a ser breves y concisos. Yo me centré en la iglesia de Santa María de Deba y su relación con la actividad comercial del puerto de esta población durante los siglos XV, XVI y XVII : la exportación de los productos elaborados en las ferrerías de la cuenca del Deba (armas blancas y de fuego, herrajes, herramientas, clavazón etc.),  la exportación de lana castellana, la actividad corsaria, y por último las campañas balleneras de los barcos debarras en Terranova.

Y respecto a esta última actividad, la ballenera, hice varios comentarios que debido a la curiosidad de los hechos sorprendieron a Angel Sánchez, guionista del programa. Hablando de los balleneros debarras y vascos le comenté algo que ya había escrito en otro de mis artículos y que ahora de forma resumida lo vuelvo a repetir por si alguno lo desconoce. Y a ello ligo por su anecdótico interés la historia de dos canoas indias; la primera la traída por el capitán ballenero debarra Francisco de Sorarte desde Terranova a Deba; la segunda, la construida por Gaizka Txurruka en su taller de Osio, también en Deba.


       Fotografía del escudo  labrado en piedra arenisca situado sobre el dintel de la puerta del caserío Urasandi en la ribera mutrikuarra de la ría de Deba , edificio incendiado en 1987. Dicho escudo se encuentra actualmente en el Euskal Itsas Museoa de Donostia. Los  Arriola de Urasandi fueron importantes mercaderes y constructores de naos que realizaban sus campañas en Terranova.


Durante el verano de 1620 Francisco de Sorarte, capitán de un galeón  de Deba, se encuentra en Terranova cazando ballenas. Cierto día ve pasar ante su barco una canoa en la que van embarcados un hombre y su mujer con una pequeña criatura, probablemente pertenecientes a la tribu de los beothuk o de los micmac, nativos de aquella isla. El buen capitán se compadeció de la pobreza de aquellas gentes y mientras su nave permaneció en aquel lugar se encargó del bienestar de aquella familia. Pero no contento con ello pensó que lo mejor para aquellos pobres sería llevarlos a su casa e instruirlos en nuestra Santa Fé para hacerles participantes de las riquezas del Cielo.

Y efectivamente así lo hizo. Finalizada la campaña, no solo embarcó en su nave a la pareja con su tierna criatura sino también a la canoa de éstos, retornando al puerto de Deba.

Narraba don Pedro Joseph Aldazabal Murguia, párroco de Deba e Itziar que el pobre indio salió tan bravo y montaraz que fueron inútiles todas las diligencias, y fue preciso tenerle todo el año en prisiones por su crueldad y sevicia, siendo devuelto a su tierra en la posterior campaña ballenera. No sucedió lo mismo con la mujer y la niña las cuales fueron bautizadas en Itziar y allí se quedaron, aprendieron la lengua bascongada y murieron. Por cierto, a la niña se le puso el nombre de Maria de Iciar.

La ilustración nos muestra el aprovisionamiento de una nao debarra antes de partir a la campaña de Terranova.


BALLENEROS VASCOS EN AMERICA

Líneas arriba comentaba las referencias de Aldazabal Murguia sobre la belicosa actitud del aborigen expatriado y repatriado a su tierra. No es de extrañar que fuese así pues es fácil imaginar que al pobre hombre poca gracia le debió hacer que le trajesen a una tierra desconocida, seguramente contra su voluntad. La crueldad y sevicia de éste que menciona el señor párroco, puede tener una explicación ya que, al parecer, tanto los beothuk como los micmac debían ser tremendamente belicosos entre ellos hasta el punto de cortar la cabellera  a sus enemigos como trofeo de guerra.

Pero a  pesar de algunos enfrentamientos entre marinos vascos e indígenas americanos como está documentado: en trece de octubre de mil seiscientos y trece vino la nueva de cómo en Terranoba en una nao de San Sebastián mataron los salvages a Lucas de Andonaegui y Joan Martinez de Chripsto con otros tres marineros de la dicha nao…

a pesar de ello, las relaciones entre vascos e indígenas fueron buenas por conveniencia para ambas partes. Los marineros vascos sacaban un buen sobresueldo cambiando hachas, cuchillos, o la sidra de sus raciones por pieles que serían posteriormente vendidas en Europa a muy buen precio. Además, los indígenas colaboraban con los vascos como exploradores, algo necesario en unas tierras y costas desconocidas para estos últimos.

Esa relación comercial y social conllevó el que se crease un pidgin o argot mezcla de euskara y algonquino, lengua matriz de los idiomas hablados por las tribus de la zona, tanto en Terranova como en la continental canadiense de Labrador y el golfo de San Lorenzo, (beothuk, micmac, montagnais e innui sobre todo).

En 1625 el cronista de Lezo Lope Martínez de Isasti, coetáneo del capitán ballenero debarra Francisco de Sorarte escribía:

En región tan remota como Terranova han aprendido los salvages montañeses con la comunicación que tienen con los marineros bascongados, que van cada año por el pescado bacalao, que entre otras cosas preguntándoles en vascuence: nola zaude, cómo estás: responden graciosamente: Apaizac obeto, los clérigos mejor: sin saber ellos, qué cosa es clérigo, sino por haberlo oído. Hablan y tratan con los nuestros, y ayudan á beneficiar el pescado en la ribera á trueque de algún pan bizcocho y sidra que allá no tienen ellos.

Está claro que los indios aprendieron por lo menos a chapurrear en  euskara y otro tanto los vascos a defenderse en las lenguas y dialectos indígenas. Así lo demuestra el historiador  Esteban de Garibay (1533-1599) al referirse a los indios canadienses quienes según él no tenían problema en el aprendizaje de la lengua bascongada:

…puesto  que los marineros de la Provincia de Guipuzcoa y del Señorío de Bizcaya y el País de los Vascos van cada año a la tierra recientemente descubierta (Terranova) para pescar y cazar, los salvajes de aquella región aprendieron su lenguage cántabro a pesar de la breve comunicación, de tan poca duración, que mantienen con la gente de aquí una sola vez al año, durante un periodo de menos de tres meses. Y esa gente privada de razón y organización es capaz de aprenderlo, cuanto más fácilmente podría la gente de vida respetable de nuestro viejo mundo.

Fotografía tomada en la sacristía de Itziar donde puede observarse la canoa traída por Francisco de Sorarte en 1620.

¿Y QUÉ FUE DE LA CANOA?

Efectivamente, la canoa llegó al puerto de Deba y a modo de ofrenda o exvoto  permaneció durante siglos en la sacristía del conocido santuario mariano de Itziar. Por desgracia la canoa ya no existe pues a finales de los años sesenta del siglo XX, quizás siguiendo los aires reformadores  del Concilio Vaticano II, que afectaron incluso a la decoración de los templos, aquella etnográfica e histórica reliquia fue inexplicable y equivocadamente retirada de su sitio acabando al parecer en la basura. Por suerte se conserva una fotografía de la misma que da fe de su pasada existencia.

 Yo, más cerca de los setenta que de los sesenta, recuerdo perfectamente aquella canoa traída desde Terranova. Sí, la  recuerdo con su casco forrado con pieles de foca y rodeada de otros exvotos  como grilletes de cautivos liberados en Argel, muletas, maquetas de barcos… Una verdadera pena haber perdido aquel  histórico legado.

 

LA CANOA DE GAIZKA TXURRUKA

Posando junto a su canoa.



El debarra Gaizka Txurruka es lo que se dice un verdadero artista. A sus treinta y nueve años tiene la experiencia de un profesional de sesenta. En 2005, con tan solo veintitrés años obtuvo el Primer Premio del III Concurso Nacional de Ciclos Formativos de la Madera y el Mueble. En sus horas libres lo mismo fabrica una prensa para la uva que una zanfoña medieval que una canoa india. Y esto último es lo que precisamente está haciendo en estos momentos. Gaizka es conocedor de la historia de aquellos aborígenes americanos que llegaron a Deba a bordo del galeón ballenero de Francisco de Sorarte y ha tenido la delicadeza de recibirme en el taller de carpintería de su familia, los Txurruka, una conocida saga de ebanistas debarras.  

La canoa que está construyendo “Txurru” poco tiene que ver con la que hace años vi colgada en una de las paredes de la sacristía de la parroquia de Itziar. La que yo recuerdo era mucho más burda y rústica. Además estaba forrada con pieles de foca.

La construida por Gaizka tiene unas medidas de 3,5 m de eslora, 69 cm de manga y 30 cm de puntal; es en lo único que podría asimilarse a la que llegó de Terranova al puerto de Deba en 1620, aunque estoy seguro de que aquella era algo más pequeña.

Construida con madera reciclada de pino, salvo los motivos decorativos taraceados en sus amuras (abeto, sapeli y sucupira)  y la roda en madera de fresno, el acabado de la canoa de Gaizka es de lujo si lo comparamos con la desaparecida canoa traída de Terranova por Francisco de Sorarte.

Detalle de los motivos decorativos taraceados con diversas maderas como abeto, sapelliy y sucupira. 


Gaizka observando los planos de construcción.

La estructura ha sido realizada en base a planos y libros comprados en la Columbia Británica (Canadá)  y en Estados Unidos. Lo más fácil ha sido  hacerse con el “astillero” y las herramientas ya que disponía del gran taller de su familia. No obstante él mismo se ha fabricado un horno de vapor para cocer y dar forma a la madera.

A pesar de no poder meter todas las horas que a él le gustaría pues vive de su trabajo y no de su afición, Gaizka ha comenzado a construir una nueva embarcación, un kayak de 4,26 m. de eslora. Y cuando termine su primera canoa comenzará a construir un nuevo kayak de 5,5 m. de eslora. Me comenta que esa será para navegar en mar abierto.

Antes de despedirme le pregunto cuándo será la botadura, y sonriendo me dice que aún no lo sabe. Le animo que sea para San Juan, antaño en plena campaña ballenera en Terranova.

Gaizka junto a su compañero de trabajo "Argi".