domingo, 6 de abril de 2025

PROCESIÓN DE VIERNES SANTO EN DEBA

 

                           1910.  PROCESIÓN DE VIERNES SANTO EN DEBA


La fotografía que encabeza este breve artículo y cuyo autor desconocemos fue realizada en Deba durante la procesión del Viernes Santo del año 1910. La toma está ubicada en la plaza Araquistain (Labatai), frente a la estación de ferrocarril.

Llama poderosamente la atención el hecho de que en la fotografía tan solo se ve a hombres maduros, jóvenes y niños pero a ninguna mujer ni a ninguna jovencita. La explicación es que los asistentes masculinos eran quienes abrían la procesión y las mujeres y niñas eran quienes la cerraban. Ellas van tras la última imagen, motivo por el que no aparecen en la foto. Algo así como la copla de la procesión de Tauste en la que” los primeros van delante, los últimos van detrás y los del medio en la mitad”. Curiosamente, a pesar del tiempo transcurrido, esa separación por sexos hoy día aún sigue vigente en el viacrucis matutino del Viernes Santo.

La asistencia a estas celebraciones religiosas, por entonces muy enraizadas en la cultura popular, fue prácticamente obligatoria hasta finales de la década de 1960.

En la imagen vemos algunos de los pasos. En primer lugar María Magdalena y tras ella Jesús en el Huerto de los Olivos, “Cañaras”, “Pillaras”, san Juan Evangelista y la Dolorosa. Siguiendo una antigua tradición, los anderos o porteadores de cada imagen eran miembros de diversos gremios; probablemente reminiscencias de época medieval. El gremio de taberneros y vinateros portaba a san Juan Evangelista por ser éste representado con una copa en su mano; el Huerto de los Olivos era portado por los baserritarras; “Cañaras” lo era por hombres jóvenes solteros y “Pillaras” por hombres jóvenes casados; la Dolorosa por marinos o gente relacionada con la mar; el Cristo crucificado, por los carpinteros…

Para quienes lo desconozcan, los nombres de “Cañaras” y “Pillaras” hacían referencia a las imágenes que representaban a Jesús en dos momentos diferentes de su martirio. La primera es el Ecce Homo  portando la capa, la corona de espinas y la caña a modo de cetro, con los que se parodiaba los símbolos del poder de Jesús como “Rey de los Judios”.

La segunda, Pillaras, representaba la flagelación de Cristo atado a una columna o “pilar”, de donde recibe el nombre de “Pillaras”.

Aún recuerdo, como monaguillo que fui, la devoción con la que algunos de aquellos hombres portaban las imágenes. Recuerdo especialmente a Javier Andonegui "Muxu", ex marino y durante la última guerra civil miembro de la Marina de Guerra Auxiliar de Euzkadi, al igual que su hermano Luciano. Lo recuerdo pronunciando con fervorosa vehemencia la expresión “Gure ama Dolorosa¡"  (¡Madre nuestra Dolorosa!)

También solían desfilar en la procesión unas jóvenes conocidas como “Marixak”, que desfilaban con los símbolos de la Pasión de Cristo y representaban a María Magdalena, a la Dolorosa y a  las santas mujeres que acompañaron a Jesús hasta el Calvario y posteriormente hasta el sepulcro. Cada una de ellas portaba uno de aquellos símbolos: la Verónica con el paño de la Santa Faz, las otras con la corona de espinas, los clavos de la crucifixión…

 En mi época las chicas que representaban a las santas mujeres estaban dirigidas por María Asunción Andonegui, hermana de los mencionados Javier y Luciano y según alguna de las entonces jóvenes protagonistas cualquier falta de comportamiento podía acarrear el no ser incluida en aquel selecto y privilegiado grupo de “santas mujeres”.


Procesión de Viernes Santo en Deba; año 1910. En la imagen podemos ver al grupo de “Marixak” junto al jardín de la casa de Cordón, en la plaza de Araquistain. El grupo lo abre María Magdalena, seguida de la Verónica y el resto de Santas Mujeres portando todas ellas los símbolos de la Pasión. Tras ellas la imagen de la Virgen Dolorosa.


“Marixak”. La fotografía corresponde al  8 de abril de 1955. Arrodilladas, María Jesús Sagües, María Isabel Allica y Encarna Aizpurua. Tras ellas, de pie, Amparo Kilimon , Maritxu Martín y Mari Cruz Erdoqui.

 

Han pasado los años y nada de aquello ha perdurado; solamente queda el recuerdo y la voluntad de que al menos ese recuerdo perdure en el tiempo pues es parte de la cultura y la sociología de nuestro pueblo en épocas pasadas. Hoy, los actos litúrgicos se celebran dentro de los templos y quienes asisten a ellos, cada vez menos, seguramente lo hacen con la misma espiritualidad que en épocas pasadas.

De las imágenes de aquellas procesiones de antaño solo quedan algunos restos, yo diría despojos. Hace todavía no mucho tiempo, subí a la torre de la iglesia y en la planta situada bajo el campanario descubrí alguno de aquellos restos. Me pareció algo surrealista. Después de muchos años pude reencontrarme con lo que quedaba de aquella María Magdalena y del san Juan Evangelista de aquellas procesiones. Repito que mi reencuentro con ellos fue de lo más surrealista. Y viendo aquellos despojos llegué a la conclusión o mejor dicho, me reafirmé, en que la espiritualidad de un pueblo no se puede sustentar en unas imágenes de madera o cartón piedra; porque la espiritualidad y la religión, que dicho sea de paso son cosas diferentes, no son o deben ser un espectáculo sino algo mucho más profundo.


Es lo que queda de aquellas imágenes de María Magdalena y san Juan Evangelista; las mismas imágenes que aparecen en la fotografía realizada durante la procesión de Viernes Santo en 1910.