lunes, 15 de septiembre de 2014

EL GRAN CANAL DEBA-TORTOSA


UN PROYECTO NO REALIZADO

      LA UNIÓN DEL CANTÁBRICO Y EL MEDITERRÁNEO
 
Durante el siglo XVIII, entre las aspiraciones del movimiento ilustrado vasco, encarnado en la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, se encontraban al igual que en otros lugares de la geografía ibérica, la modernización del territorio y el desarrollo industrial, agrícola, comercial y social en general. En opinión de los ilustrados, solo mediante la modernización y el desarrollo, podría alcanzarse la riqueza de las naciones y la felicidad del individuo. Un factor clave para conseguir esos objetivos era la construcción de una buena red de caminos y vías de comunicación que facilitase el transporte de mercancías.

Dentro de esas vías, a imitación de las entonces ya existentes en Francia e Inglaterra, el gobierno de Carlos  III proyectó la realización de un canal navegable que habría de unir la costa cantábrica con la mediterránea, concretamente la poblaciones de Deba y Tortosa. El proyecto contemplaba la construcción de una serie exclusas para salvar los desniveles entre las cotas costeras y las del interior.

Último tramo de la ría de Deba, cerca de la desembocadura. Estas aguas podrían haber quedado unidas a las del Mediterráneo si se hubiese concluido el gran proyecto del ilustrado aragonés Ramón Pignatelli.

El ilustrado Ramón Pignatelli. Tras ordenarse sacerdote,
su afán por el conocimiento le llevó a doctorarse en
Cánones, Derecho, Filosofía y Letras, Matemáticas, Física
y Ciencias Naturales.

Las diputaciones de Aragón, Navarra, La Rioja, Alava y Guipúzcoa, también veían necesaria la obra. Así las cosas, el sacerdote y científico aragonés Ramón Pignatelli, miembro de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País “recorrió observando todos los rios y puertos del Océano cantábrico para trazar el grandioso plan de la union de los dos mares, por medio del canal del Ebro, y no halló ni rio ni puerto tan ventajosamente situados como el de Deva y su puerto”.
La primera fase del gran proyecto tuvo su inicio en 1772  con la construcción del Canal Imperial de Aragón, finalizado en 1790.

En 1778 la Diputación de Navarra había realizado una petición formal para que se habilitara un puerto guipuzcoano desde el que poder canalizar el comercio de aquel territorio con América.  Diez años más tarde, el ilustrado y político navarro Santos A. Ochandategui presentaba un proyecto del canal en su trazado navarro desde El Bocal, en Tudela, hasta aguas cantábricas. Pero posteriores acontecimientos como la Guerra de Convención y la Guerra de Independencia hicieron que las obras quedasen paralizadas.
Pignatelli moriría en 1793 sin ver realizado su gran sueño: la unión de los dos mares.

Tortosa, cerca de la desembocadura del Ebro en el Mediterráneo.

      
Aún así, años más tarde, en 1826, el proyecto original de Pignatelli y de los ilustrados seguía aún vivo y con esperanzas de ser acabado, tal y como puede leerse en el Diccionario Geográfico-Estadístico, de Sebastián de Miñano editado ese año en Madrid:
“ Pero la gran ventaja de Deva sobre los demas de la costa de Cantabria, para dar una nueva planta al comercio de España con las naciones del Norte, tomando por base aquel puerto, es la tan ansiada construccion del canal ideado por el célebre Pignatelli, subiendo por las margenes del Deva hasta encontrarse con el Zadorra, y continuándolo por este mismo y el Ebro hasta el puerto de Tortosa. Este canal unirá el Océano cantábrico al Mediterraneo; ahorrará la pesada vuelta costeando la Península; hará que sean puertos de comunicación próxima los de Deva y Tortosa…”.
















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