viernes, 19 de febrero de 2016

DOS EXVOTOS

 LOS EXVOTOS MARINEROS DE SANTA MARÍA DE DEBA


                                               Dedicatoria
A Carlos de Iracheta, porque desde que siendo niño, y veraneando en Deba, jamás ha olvidado la nave votiva que pende de la bóveda de Santa María.


Un exvoto es la ofrenda que los fieles dedican a Dios, a la Virgen o a un santo como recuerdo y en agradecimiento a un favor recibido de éstos. Los exvotos suelen o solían ser colocados o colgados en los muros y techos de las iglesias, ermitas y santuarios. Eran muy diversos, pudiendo consistir en una muleta, una figura de cera, cabellos, un cuadro, la reproducción a escala de un barco, o incluso una mortaja. Recuerdo que siendo joven visité el santuario de Nuestra Señora de Montenero, cerca de la ciudad italiana de Livorno. Había cientos, miles de exvotos, pero el que más me impresionó fue el de una camiseta totalmente ensangrentada en la que se podía apreciar el agujero producido a la altura del pecho por la entrada de una bala. La ofrenda, que incluía la bala extraída al herido, había sido realizada por un soldado durante la guerra entre Italia y Austria en 1866.



La histórica fotografía perteneciente el archivo de la familia Aguinagalde de Itziar muestra varios exvotos situados en el pasado en la sacristía del santuario. Además de la canoa traída de Canadá en 1620 por el capitán ballenero, FranciscO de Sorarte, pueden verse varias muletas y en la parte superior, bajo la canoa, varias esposas donadas al parecer por antiguos cautivos en tierras de infieles.

También recuerdo haber visto la sacristía del santuario de Itziar completamente llena de exvotos de todo tipo, incluso el de una pequeña embarcación nativa americana traída al parecer de tierras canadienses en 1620 por el  capitán de balleneros itziartarra Francisco de Sorarte. Según consta, Sorarte no sólo trajo la canoa sino también a la familia india que la tripulaba, un matrimonio con su hija de corta edad. Como no podía ser de otra forma, la niña india fue bautizada en Itziar con el nombre de “María de Iziar”.

Haciendo referencia a los exvotos del santuario de Itziar, en la página 167 del libro titulado “Breve Historia de la Aparición del más Luminoso Astro, y Brillante Estrella de la Mar, la Milagrosa Imagen de Maria Santisima de Iziar”, escrito por Pedro Joseph Aldazabal  Murguia y editado en 1767, el autor hace la siguiente mención a los exvotos donados al santuario por gentes que habían estado cautivas de los “infieles” en tierras de moros:
“a pesar del memorable descuydo, que ha habido en las cosas de este Santuario, han llegado hasta nuestra edad 24 grillos, y esposas de fierro, una argolla, y una cadena, que se conservan pendientes en las paredes de la Santa Iglesia; de manera, que podemos afirmar, que la milagrosa Imagen de Iziar es, y ha sido una Piadosa, y Sagrada Redemptora de los Cautivos Chistianos, como le llamo un Devoto”.

Prácticamente nada se conserva de aquellos exvotos que colgaban de los muros y techos del santuario. Los pocos que han llegado a nuestros días son los exvotos marineros que penden de la techumbre de la iglesia parroquial de Deba, la de Itziar y las ermitas de San Roque y Salbatore, así como otro en forma de cuadro, este último de gran interés debido a sus características y que en fechas actuales (2016) está siendo expuesto en el Untzi Museoa-Museo Naval de Donostia.
Todos estos exvotos marineros debieron ser ofrecidos por navegantes en agradecimiento por haber salvado sus vidas en algún temporal, huracán o acción naval armada. 



       El MODELO VOTIVO DE LA PARROQUIA DE DEBA  

               
Dos vistas del modelo, desde popa y desde proa.

Este exvoto pende de la bóveda de la iglesia parroquial y está situado entre el centro y el coro del templo. Se trata de un modelo votivo que representa una fragata mercante, probablemente de las  primeras  décadas del siglo XVIII, armada en corso con ocho cañones en cada banda. 

El modelo, de tres palos (trinquete, mayor y mesana) mas el bauprés de proa, tiene unas medidas aproximadas de un metro de largo por uno de alto.
El casco está realizado con una pieza de madera maciza pero vaciada en el interior para reducir su peso, algo habitual en los exvotos de la época.
El mismo está pintado en varios colores: verde en la obra viva (parte sumergida del casco) y blanco, gris y dorados en la obra muerta (parte que está fuera del agua). Las zonas correspondientes a la única cubierta, donde van situadas las baterías de cañones, así como las situadas en el castillo (a proa) y la toldilla (a popa)  son las que van pintadas de blanco. Dividiendo la obra viva y la obra muerta se puede apreciar la línea de flotación, pintada de rojo al igual que los marcos de las portas de las baterías.

Detalle de la popa en la que pueden
 apreciarse las cadenas del timón y
la decoración del espejo.
Detalle de la proa donde se ve el
mascarón policromado del que
hablaremos más adelante. 
 
                                                   


                     












La popa, plana, posee una balconada y adornos dorados en relieve que rematan y decoran el espejo. Bajo la balconada se aprecia la salida de cadenas del timón.

De los escobenes de proa sobresalen las cadenas de las anclas que cuelgan una a babor y otra a estribor. La proa está rematada con un mascarón en el que se aprecia la silueta coloreada de una figura claramente femenina con corona dorada. Este tipo de figuras femeninas solían ser Vírgenes, Santas o Diosas mitológicas. A este respecto decir que esa es precisamente una de las características que demuestran el que esta nave sea una nave mercante, pues durante esa época los buques de guerra llevaban como mascarón un león rampante o el escudo nacional mientras que los buques comerciales solían llevar algún motivo relacionado con el nombre o sobrenombre de la nave.


¿LA FRAGATA SANTA BÁRBARA?

 No sería nada extraño que el modelo que pende de la bóveda de la iglesia debarra pudiera ser la reproducción de alguna de las fragatas mercantes pertenecientes a la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas (1728-1785), empresa que llegó a contar hasta con 85 buques de diferentes tipos.
La mayor virtud de aquellas fragatas guipuzcoanas fue su velocidad, mucho mayor que la de los pesados navíos, de los que podían escapar en caso de peligro, tanto de los de la armada inglesa como de los de corsarios y piratas, sobre todo ingleses y holandeses.

Era habitual que piratas, corsarios, bucaneros y filibusteros las acechasen sin tregua tanto a la ida como a su regreso de tierras americanas cargadas con valiosos tesoros y mercaderías. Precisamente en esa velocidad estribó en parte el éxito del negocio de la conocida empresa guipuzcoana de la que es necesario decir que fue la primera compañía que existió en el Reino de España creada mediante accionariado, algo parecido a lo que hoy conocemos como una Sociedad Anónima.





Para hacernos una idea del tipo de cargamento transportado por los buques de la Guipuzcoana y su valor, valga la siguiente noticia aparecida en la publicación mensual “Mercurio”, fechada en julio de 1749. La noticia trata sobre la llegada desde tierras americanas de un comboy compuesto por buques de guerra y mercantes entre los que se hallaban “La Concepcion, San Ignacio, La Soledad, y Santa Barbara (y Nuestra Señora del Rosario que llegaría un día más tarde; todas ellas de la Compañía Guipuzcoana de Caracas) que en los días 12 y 13 de Mayo salieron juntos del puerto de la Habana. El Thesoro de Caudales, Frutos, Efectos, que ha conducido á bordo de estos Bageles para S.M. y Particulares, consiste en 22 Millones 536 y 27 pesos fuertes en plata acuñada; 29y748 marcos de plata labrada; 9y898 pesos en oro acuñado, y 2 y252 Castellanos, 15y478 Planchas de Cobre; 21 y arrobas de Tabaco; 30y288 arrobas de Grana fina; 966 de Silvestre; 15y243 arrobas de Añil; 828y750 Baynillas; 3y241 arrobas de Xalapa; 751 arrobas de Carmín; 773 arrobas de Balsamo; 234 arrobas de Cafearilla; 42y320 arrobas de Azucar; 1y084 fanegas de Cacao; 96 arrobas de Zarza; 28 arrobas de Colmillos de Elefante; 1y592 arrobas de Café; 6y153 Cueros curtidos; y cantidad de otros Frutos, Medicinas, y Maderas.”

Más  adelante el noticiero hace mención a cómo “ El 17 del mismo (mayo) entró en el Puerto de los Passages (Pasajes) la Fragata Santa Barbara, una de las  separadas de la Escuadra, y perteneciente a la Compañía Guipuzcoana de Caracas, cuya carga consiste en 1y073 pesos de plata, y oro, 2y771 fanegas, y 59 libras de Cacao, y 38 Petacas dobles de Tabaco de Bariñas en Rollos”.

Intrigado por conocer algo sobre la historia del exvoto debarra, revisé concienzudamente la nómina general de buques de la Compañía Guipuzcoana de Caracas para ver si el mascarón de proa y el número de cañones del modelo debarra me daban alguna pista acerca de qué nave era la que durante casi tres siglos ha permanecido colgada de la bóveda de nuestra iglesia.


A pesar de no ser buena la calidad de la
imagen, puede apreciarse que se trata de
una figura femenina coronada.


 La mayor parte de los buque de la Compañía Guipuzcoana tenían nombres de Vírgenes, santos o santas. Tras desechar todos los buques de la Compañía que no fuesen fragatas (navíos, paquebotes, goletas, balandras, urcas, bergantines y saetías) me centré en éstas, en las fragatas. Descarté las que tenían nombre de santos y me centré en los buques con nombres de Vírgenes y santas y que además contasen con una artillería compuesta por 16, 20 o 22 cañones.

Mi sorpresa fue que con esas característica solo existían dos fragatas y las dos con el mismo nombre “Santa Bárbara”, pero con diferente sobrenombre. La primera conocida también como La Galera Guipuzcoana, y la segunda con el sobrenombre de Neptuno.
Una de ellas, la primera Santa Bárbara, era una fragata de 121 toneladas y 16 cañones; el mismo número que el de nuestro modelo votivo. Había sido construida en Pasajes en los propios astilleros de la Compañía, siendo dada de alta el 15 de julio de 1730 y de baja el 22 de julio de 1757. Contaba con una tripulación de entre 34 y 56 hombres y realizó once viajes a las colonias americanas. La segunda Santa Bárbara, alias “Neptuno” era una fragata de 250 toneladas y 20 cañones. Había sido comprada probablemente en el extranjero y tan sólo había realizado un viaje al nuevo continente.
¿Cuál de las dos podía ser?

Guiado por el instinto consulté el santoral católico para ver cómo es representada la joven mártir de Nicomedia y mi sorpresa fue mayúscula al leer que ésta era representada con un cáliz y una espada, además de llevar una corona de princesa o una corona completa formada por varias torres. Justo la imagen representada en el mascarón de nuestro modelo: el busto de una joven con corona. Ello me llevó a sospechar seriamente que el exvoto debarra representa a la fragata “Santa Bárbara”, alias La Galera Guipuzcoana, la que realizó once peligrosos viajes a ultramar con la Compañía Guipuzcoana. Algo me dice que se trata de la misma fragata y mientras no aparezcan nuevos datos lo seguiré pensando. 

  



                                           

               Cuatro representaciones diferentes de Santa Bárbara. En todos ellas  la santa aparece coronada.

RESTAURACIONES
A lo largo de los siglos este modelo votivo ha sufrido varias restauraciones, la última fue realizada el año 1995 por el conocido decorador Iñaki Martínez Gorrochategui “Amua”, quien realizó una restauración a fondo que duró diez meses.
En ella, además de tratarse el casco, deteriorado por la carcoma y otros xilófagos, se corrigieron algunos elementos de anteriores poco afortunadas reparaciones. Asimismo  se reparó el velamen, se enriqueció la popa con colores propios de las fragatas de la época y se eliminaron seis portas con sus respectivos cañones, tres en cada banda. Curiosamente el modelo anterior a la última restauración tenía once cañones por banda en vez de los ocho actuales, pero al coincidir la boca de seis de ellos (tres en cada banda) con la base de los obenques, estos  fueron suprimidos, según palabras de “Amua” porque “desde un punto de vista teórico no podían ser disparados ya que de hacerlo habrían sido cortados sin remisión los obenques”.
Para quien desconozca la terminología marítima, los obenques son los cabos gruesos que sujetan lateralmente los palos. Estos obenques forman las escalas por las que los marineros subían a los palos para aparejar las velas.
Personalmente pienso que “Amua” tenía razón; en buena lógica, las proporciones de esta fragata no encajaban once cañones en cada una de las dos baterías. Sus proporciones permitían tan solo ocho cañones por banda, tal y como consta que los tuvo la fragata Santa Bárbara. 

    
La imagen muestra en la zona del casco pintada de blanco, las tres mesas de guarnición donde van ajustados los obenques de los tres palos. Al contrario de lo que sucedía en los grandes navíos de línea, las proporciones de una fragata de pequeño porte como ésta, no dan para colocar tres portas más para los cañones entre los obenques.   


Hay que tener en cuenta que quien realizó el exvoto pudo ser un gran marino pero no un experto en la elaboración de modelos y que movido por su ardor se propuso colocar cañones hasta donde no los había. También cabe la posibilidad de que en alguna de las anteriores restauraciones se hubiese “sobreartillado”  la nave con un número de cañones que no le correspondían. Al igual que “Amua”, creo que la fragata original donde navegó e hizo la promesa en un momento de angustia el autor debarra del modelo debió estar artillada con ocho cañones por batería, en total dieciséis cañones, tal y como aparece actualmente.
El día 1 de febrero de 2016 se arrió el exvoto para comprobar su estado. Tras una inspección ocular se comprobó que era perfecto. Yo mismo realicé una limpieza superficial a base de pincel plano para quitarle la capa de polvo que lo cubría. Tras ello, y la realización de las fotografías aquí mostradas, la nave fue izada de nuevo.
La imagen del autor del reportaje junto al modelo votivo dan una idea
 del tamaño y proporciones de la fragata votiva. 


 EXVOTO A LA VIRGEN DOLOROSA

El Segundo de los exvotos conservados en la iglesia de Santa María de Deba es un cuadro pintado al óleo en el que escrito a mano se adjunta una nota a modo de “collage” donde quien lo ofrece relata las circunstancias que motivaron esta ofrenda.


Exvoto probablemente donado por el propio capitán del paquebote San Miguel, el debarra Joaquín de Larraguibel. El citado capitán perteneció a una distinguida familia de constructores navales y marinos.

Fue ofrecido a la Virgen Dolorosa de la iglesia parroquial de Deba por un tripulante del paquebote San Miguel, alias El único, de la Compañía de La Habana, en 1775. Desde el punto de vista artístico no se puede catalogar como una obra de gran valor, pero sin embargo su valor etnográfico es incalculable.
La escena, un tanto naif, muestra la nave desarbolada batiéndose entre las olas. Sobre las aguas dos hombres que representan a los dos muertos durante el temporal. En lo que queda de la toldilla se aprecia a quien por su peluca y forma de vestir podría ser el capitán del buque: Joaquín de Larraguibel, natural de Deba y de familia probablemente originaria del caserío del mismo nombre, en Itziar. En la parte superior derecha del cuadro, entre nubes, la virgen dolorosa con el corazón atravesado por una espada.

El paquebote San Miguel al mando de Larraguibel, hacía la ruta La Habana-Cádiz y estuvo a punto de naufragar en las Bermudas. Tal y como aparece descrito en el texto,

  “el 7 de agosto hallándose a unas 68 leguas al oeste de la Bermuda le entró el Equinocio con tal furia que no es ponderable, el cual duró 48 horas sin amainar nada de su primer vigor antes por momentos se iba aumentando la tormenta: el día 9 parecía la mar una brasa de fuego, de modo que unidos los tres elementos de agua, viento y mar a cual más fuerte temimos se anegase el barco. En este conflicto no hallamos otro recurso que dar la popa al Viento y pedir a esta Divina Sra. se dignase aplacar la tormenta, pues nunca se veía el barco sobre el agua, sino combatido siempre bajo los golpes de Mar de suerte que a las 4 de la tarde fue preciso cortar el palo mayor: a las 9 de la noche entre muchos golpes de Mar vino uno tan furioso que le arrasó todo un costado, llevándose también toda la popa, alcázar, castillo, cubierta, artillería, lancha, bote, palos y respetos (…) y dos hombres, quedándose hecho una boya: en esta postura estuvo el barco debajo del agua arriba de 9 minutos hasta que desaguó por las portas de los cañones. El día 10 abonanzó el tiempo y hallándonos absolutamente sin tener de qué echar mano para armar una bandola, fue preciso cortar baos y tablas, con lo que determinamos arribar al puerto de Charlestown en la Carolina y entramos el 28 de dcho. y habiéndonos reparado allí del todo salimos para Cadiz el 31 de Enero de 76, a cuyo puerto llegamos el 28 de Marzo (…) día de esta imagen de DOLORES. ES VOTO a esta Virgen Dolorosa”.

Tras consultar algunos archivos, efectivamente pude constatar la existencia del capitán del paquebote Joaquín de Larraguibel e investigar algo sobre él, así como sobre el buque.
El San Miguel, alias El Único debió de ser construido en algún astillero vasco, probablemente guipuzcoano. En 1767 aparece citado cuando Carlos III decreta la expulsión de los jesuitas a Italia. Este buque transportó a 24 jesuitas vascos.
Años más tarde, en 1772, aparece citado como perteneciente a la Compañía Guipuzcoana de Caracas. El 8 de abril de ese año zarpaba de la Habana formando parte de una flota compuesta por dos navíos de guerra, San Rafael y San Nicolás de Bari, las urcas de guerra Peregrina, San Carlos y San Juan, los navíos mercantes Tallapiedra y Tardi, además de cuatro saetías. Dichos buque entre los que se encontraba el San Miguel arribaron al puerto de Cádiz el 20 de mayo con 7.386.770 pesos de oro y plata así como 4.995.555 pesos en frutos y diversos géneros. No es de extrañar que con tan preciado cargamento, los buques que realizaban la Carrera de Indias fuesen armados hasta los dientes.  

Esta es la breve historia de los dos exvotos marineros de Santa María de Deba.
Sirva este artículo para que todos, jóvenes y mayores, aprendamos a apreciar esos pequeños tesoros que forman parte de nuestra historia y de nuestro patrimonio, tesoros que, como en este caso, penden sobre nuestras cabezas y que a menudo pasan desapercibidos.


3 comentarios:

  1. Muy interesante estas historias de exvotos en ofrenda por salvarse de algún naufragio. En la Ermita de Arrate (Eibar ) hay barcos colgados del techo. un abrazo

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  2. Muy interesante estas historias de exvotos en ofrenda por salvarse de algún naufragio. En la Ermita de Arrate (Eibar ) hay barcos colgados del techo. un abrazo

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  3. https://www.facebook.com/groups/historiacastellarimagenes/permalink/1073673536039060/

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