A menudo, cuando veo la falta de calidad de los actuales guiones cinematográficos, suelo acordarme de un hecho real que merecería ser plasmado en el mejor de los celuloides.
Sucedió hace muchos años, concretamente en 1620 y sus protagonistas fueron el capitán de balleneros debarra Francisco de Sorarte y una familia de nativos americanos que tras ser embarcados contra su voluntad en un navío vasco, fueron traídos junto a la canoa en la que navegaban, al puerto de Deba. Como testimonio del hecho, en mi anterior entrada mostraba una fotografía de dicha canoa, conservada como exvoto hasta fechas relativamente recientes en la sacristía del santuario de Itziar.
Francisco de Sorarte
La historia de Francisco de Sorarte, "Soarte" para los debarras, es la de un "Quijote" bascongado que con tal de cumplir sus designios, espiritualmente hablando, no se le ocurrió otra cosa que raptar a un matrimonio indio y a su pequeña hija y traerlos al puerto de Deba.
Al pobre indio no debió hacerle gracia la cosa, pues según el vicario de Deba, Pedro Joseph Aldazaval Murguia, quien en 1767 nos transmitía los hechos, el pobre salvaje "salió tan bravo, y montaràz, que fueron inútiles todas las diligencias, y fue preciso tenerle todo el año en prisiones por su crueldad, y sevicia".
No sucedió lo mismo con la mujer y la niña, las cuales fueron bautizadas en Itziar y allí se quedaron, aprendieron la lengua bascongada, y murieron.
Pero nada mejor que leer el escrito del antiguo vicario de Deba para hacernos idea de la "grandiosa gesta" de Soarte, hecho poco conocido pero como antes decía, digno de la mejor de las películas.
En breve
tiempo aprehendieron la Lengua Bascongada, y se hallaron instruidos en los
rudimentos, y Misterios de nuestra Sagrada Religion, y con deseo de detestar
sus errores, y vivir entre los Catholicos, sin volver à su antiguo modo de
vivèr. Alegre el Capitan, de haver logrado en mucha parte su deseo, determinò
bautizarlos en el insigne Santuario de Nuestra Señora de Iziar, reconociendo
sin duda, que como Sagrada Estrella del Cielo havia guiado à estos Gentiles al
logro de su mayor dicha, como la de los tres Magos, refiere el Sagrado Texto.
Seguramente la india y su criatura traídas por Sorarte al puerto de Deba, fueron muy parecidas a las de la fotografía. La pequeña fue bautizada con el nombre de "Maria de Iziar". |
Hizose la función con gran pompa, y solemnidad, para lo
qual convidò lo mas Noble, è ilustre del Lugar, y Cavildo Eclesiastico, y
sirvió de Padrino el mismo Capitan Sorarte à las recién convertidas en las
sagradas Aguas del Bautismo, y después diò un muy solemne combite à todos los
asistentes. Para el mayor colmo de todas las dichas, que consiguieron este dia
pusieron à la Niña el nombre de la Santisima Virgen llamándola Maria de Iziar,
por pronostico feliz de que le nació entonces su mejor Estrella, con cuyo
superior destino conseguiría la eterna felicidad, como muy piadosamente se
puede presumir de las circunstancias de su muerte.
Muriò de
pocos años, habiendo vivido hasta entonces en casa del referido Capitan
Sorarte; mas fue cosa notable, que estando yà en los últimos passos de su vida
advirtieron los de casa, que de repente se llenò de un extraordinario gozo, y
alegría, y preguntándole los circunstantes el motivo? Respondio la inocente doncella, que porque
estaba presente una hermosa Señora, llena de luces, y resplandores: Y admirada,
de que no la viesen los demás, que estaban en su compañía, les preguntaba: Si
no la veian? Y diciéndola, que no, y que señalasse el parage, en donde estaba:
Ella señaló hacia los pies de la cama, asegurando, que desde allí le estaba
alegrando, y consolando, con su hermosa y gustosa presencia; con lo qual se
persuadieron todos, que sin duda la Sacratissima Virgen de Iziar, que en vida
la hizo tan señalados favores, la assistia en su muerte, para guiar aquella
dichosa alma al puerto seguro de su felicidad; porque entre jubilos, y alegrías
dejó el cuerpo para volar a la Gloria..." .
Una historia interesante, y desconocida por muchos debarras. Un abrazo
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