ANASTASIO ARRINDA ALBISU
EL ÁNGEL DE LA GUARDA DE ELVILLAR
La historia desconocida del verdadero Anes
El pasado mes de
octubre escribía un artículo para el Blog Rioja Alavesa, un blog dirigido por
el periodista y escritor bizkaino Julio Flor. Dicho artículo sería
posteriormente publicado en mi propio blog y en la revista cultural “DEBA”, de
la Fundación Ostolaza.
Bajo el titulo “Anes Arrinda: la huella indestructible de
Elvillar”, en él describía su estancia como párroco en esa localidad riojano-alavesa y la huella
que esta población dejó marcada a sangre y fuego en la personalidad de nuestro
querido Anes. En las últimas líneas de la entradilla de aquel artículo
escribía:
“…acepté
gustoso y, tras ser publicado mi artículo, el personaje de Don Anes a quien
aparentemente ya nadie recordaba en Elvillar, recobró inesperadamente un gran
protagonismo. Había alguien que con noventa y ocho años lo recordaba
perfectamente, tan perfectamente que fueron saliendo a la luz hechos que de ser
confirmados podrían ser de gran relevancia
y que engrandecerían la figura de Don Anes”.
Y así ha sucedido. Tras una interesante labor de
investigación por parte del periodista Julio Flor en Elvillar y por mi parte en
Deba, ha quedado confirmada y desvelada una historia digna del mejor de los
guiones cinematográficos: la historia desconocida de Anes Arrinda.
¿QUIÉN FUE EL VERDADERO ANASTASIO ARRINDA?
Investigaciones
en Deba
Anes en el puerto de Lekeitio, localidad de donde era su padre, Eustaquio Arrinda Aranburu, legendario capitán de bacaladeros y donde también circunstancialmente nació él. |
Su vida a grandes retazos nos la relata el propio Anes en
una breve autobiografía de dos folios y medio escrita en euskara y que junto
algún otro documento y testimonios orales me proporcionó Maritxu Amutxastegi,
su ama de llaves durante muchas décadas.
Para no alargar en demasía mi artículo y ordenar la
información me centraré en narrar en primer lugar algunos de los datos
conseguidos en Deba, y en segundo lugar en lo verdaderamente relevante: los
testimonios conseguidos en Elvillar por mi compañero Julio Flor, todos ellos
provenientes de personas directamente ligadas con los protagonistas de los
hechos acaecidos en 1939 y 1940 en aquella población, cuando Anes era párroco
de Elvillar.
Su
breve autobiografía
1.- Nací el 17 de junio de 1912. Mi padre fue
Eustakio Arrinda, natural de Lekeitio, hombre de mar y capitán de la marina
mercante, que después de navegar durante muchos años en diversos mares realizó
50 campañas bacaladeras en Terranova. La madre, llamada Inixi, era de Lazkao,
hija de un herrero.
Mis padres se encontraron en Barakaldo, ya que
mi madre vivía con un tío mío en este pueblo, tras quedar huérfana. Aunque mis
padres tuvieran su residencia habitual en Barakaldo, yo nací en Lekeitio,
puesto que mi madre se trasladó a casa de su suegra para mi parto.
En Barakaldo pasé los primeros nueve años de
mi vida. En un ambiente donde imperaba la lengua castellana. Solamente pude
aprender una palabra en euskera aquellos años: “goitibehera”; algo que
utilizábamos para nuestros juegos.
2.- Cuando mi padre comenzó a trabajar en embarcaciones
de Santander, mi madre se trasladó a Lazkao, su pueblo de origen. Mis amigos
lazkaotarras era todos euskaldunes y solamente yo era el de habla castellana.
La catequesis o doctrina nos la impartieron también en castellano, siendo seis
o siete los niños catequizados en esta lengua en todo Lazkao.
En Barakaldo asistí hasta los ocho años a una
escuela particular, después me trasladaron a una de los Salesianos. Aquí
estudié algo menos de un año y siempre
en castellano.
En Lazkao iba a la escuela del pueblo, donde
nos reuníamos cantidad de niños en torno a un solo maestro. Al año, comencé a
estudiar en el centro de los Hnos de La Salle de Beasain. El ambiente escolar
como el de la calle era totalmente erdaldun.
3.- De Lazkao iría al Seminario menor de
Saturraran, donde estudiábamos en castellano y en latín. Pasaron cuatro años
antes de que comenzáramos a familiarizarnos con el euskera, aunque le
dedicáramos solamente una hora a la semana.
De Saturraran pasaríamos al Seminario de
Vitoria, donde haríamos los estudios eclesiásticos a lo largo de los siete años
previos a la Guerra. Aquí tuve la suerte de encontrarme con dos hombres
especiales: Manuel Lekuona y José Miguel Barandiaran.
En el seminario de Vitoria, seguramente durante el año que se declaró la Guerra Civil. Anes es el primero a la izquierda. |
Estudiando en Vitoria se proclamó la República
y despertó con fuerza el clima abertzale en nuestro pueblo. En aquel ambiente
comenzamos a estudiar el euskera por grupos. Para entonces se había creado la
academia “Kardaberaz” entre los alumnos y allí nos integramos.
El director era Don Manuel de Lekuona y nos
reuníamos semanalmente y por cursos. Cada uno debía de preparar un sencillo
trabajo a lo largo de la semana y presentarlo después ante el grupo, para entre
todos encontrar los defectos que pudiera tener y mejorarlo. De esta manera
fuimos trabajando y avanzando a lo largo de seis años, hasta que surgió la
guerra. Mi conocimiento del euskera, era, pues, fruto del Seminario y, lo que
sabía, lo había aprendido bajo la dirección de Manuel Lekuona.
4.- La relación que tuve con don José Miguel
estuvo ligada a las clases, pero también al interés por la etnología. Gracias a
él tuvimos las primeras noticias relativas a la antigua Euskalerria. En el
Seminario estudiábamos unos seiscientos jóvenes de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, y
formamos un grupo que colaborábamos con nuestro maestro en algunas
investigaciones y excavaciones.
Anes con José Miguel Barandiaran a principios de la década de los 80. |
Ilusionados en estos trabajos, llegamos al
verano de 1936. Habíamos estudiado a lo largo de once años en el Seminario y
nos faltaba el último curso para terminar nuestros estudios y ser ordenados
sacerdotes.
5.- Era verano comenzó la guerra civil y
Lazkao está próximo a Navarra. Para cuando transcurrió la primera semana, se
habían hecho presentes ya los navarros sublevados: requetés, falangistas y
soldados. No necesitaron disparar un solo tiro. Todavía no sabíamos lo que era
una guerra, pero decidimos escaparnos al monte, donde nos cogieron como a peces
en la red. Antes de que pasaran tres semanas me vi en la Caja de Reclutas de
Iruña, convirtiéndome en soldado los siguientes catorce meses.
Me ordenaron sacerdote en esta etapa en que
era soldado en plena guerra. De soldado normal, pasé a ser capellán durante
veintidós meses. En total, tres años y quince días largos y oscuros.
6.- Dicen que todo lo que comienza acaba, y
por fin terminó aquella desgraciada lucha. Volvimos a reunirnos de nuevo en
Vitoria y fui destinado al pueblo riojano de Elvillar. Allí estuve cerca de un
año: desde octubre de 1.939 hasta finales de agosto de 1.940. Después sería
destinado a la parroquia de Zumarraga como coadjutor. El ambiente era erdaldun.
Aparte de las homilías y charlas de la parroquia, pudimos representar una obra
de teatro en euskera.
En 1950 sería destinado a Deba como párroco o
responsable de la parroquia. Y aquí estoy desde entonces. Me jubilé en 1982,
pero sigo realizando las labores propias de un coadjutor.
Entre 1958 y 1960 realicé dos cursos en la
Universidad Lateranense de Roma, donde logré la licenciatura en pastoral y el
doctorado en teología. En 1966 presentaría la tesis de doctorado: “Elementos
para una religión prehistórica de los Vascos”.
A esta breve autobiografía
de Anes, en la que por cierto no menciona a sus hermanos, Donato, también
sacerdote, y a Luis, muerto durante la guerra, podrían añadirse muchos datos
pero el espacio no nos lo permite. Tan solo me centraré en uno de ellos por su
interés y por lo que supuso emocionalmente para Anes: la muerte de su hermano pequeño
Luis el 10 de octubre de 1937, cuando luchaba en el frente de León,
concretamente en la localidad de Villamanín donde se libraron algunos de los
más cruentos episodios de la Guerra Civil.
El mes de octubre Anes
recibe una carta de su hermano Luis fechada el 29 de septiembre de 1937 en
Villamanín. En ella, como puede verse en la reproducción de ésta, utilizada por
Anes como recordatorio fúnebre de su hermano, Luis le comenta la pena que
siente por no poder asistir a su ordenación como sacerdote, hecho que tendría
lugar el último domingo de octubre, día de Cristo Rey.
Pero desgraciadamente, justo
a los once días de escrita ésta, el 10 de octubre, Luis muere en el frente
defendiendo las posiciones republicanas contra las tropas franquistas al mando
del general Aranda. Y aquí comienza una verdadera odisea protagonizada por
Anes, cuya única obsesión es recuperar el cadáver de su hermano para
entregárselo a su madre en Lazkao.
Recordatorio de la muerte de Luis Arrinda. En la página de la derecha Anes insertó parte del texto de la carta enviada a él por su hermano pocos días antes de morir en combate. |
Ni corto ni perezoso, Anes que estaba movilizado (recordemos que pasó directamente de soldado forzado a capellán forzado del ejército franquista) convence a su tío de Lazkao para con una camioneta dirigirse a Villamanín e intentar recuperar el cadáver ya enterrado de su hermano. Y lo que parecía una macabra locura tuvo éxito; la fe y la voluntad mueven montañas.
Llegados a
Villamanín, Anes se tomó el trabajo de buscar entre los cientos de cadáveres el
de su hermano, una tarea prácticamente imposible. Tenía una pista: desde su
nacimiento, uno de los dedos de los pies de Luis tenía un defecto, era
extremadamente curvo. La tarea consistía en revisar los pies de todos los
cadáveres. Y lo consiguió.
Tras lavar el cuerpo lo embarcaron en la camioneta y
volvieron a Lazkao donde se lo entregaron a su madre y donde fue nuevamente
enterrado.
Esa fuerza de espíritu, esa decisión ante las
adversidades que mostró Anes en Villamanín también las volvió a demostrar a lo
largo de su vida allí por donde pasó.
ANES,
EL ÁNGEL DE LA GUARDA DE ELVILLAR
Investigaciones
en Elvillar
Las investigaciones realizadas en Elvillar por Julio Flor
acerca de los hechos acaecidos en esa población a finales de 1939 y principios
de 1940, muestran unos hechos que realzan y enriquecen la figura de Anastasio
Arrinda, por aquellas fechas párroco de la población riojano-alavesa.
En octubre de 1939, seis meses después de finalizada la
Guerra Civil, Anes es destinado a Elvillar. A pesar de haber finalizado la
guerra hace meses, todavía se siguen realizando “sacas” y “paseillos” por parte
de elementos falangistas, carlistas y franquistas en general. Las victimas:
gentes de ideología o simpatías republicanas, trabajadores del campo, maestros…
pobres desgraciados inocentes cuyos cuerpos aparecían acribillados a balazos en
las cunetas o improvisadas fosas a veces previamente excavadas por las propias
víctimas.
Uno o varios de esos sucesos pudieron ocurrir en Elvillar
pero gracias al ímpetu y a la personalidad de Anes Arrinda fueron abortados
tras encararse éste a los verdugos.
Julio Flor recoge el testimonio de personas como César
Bermúdez quien narra lo que le contó su padre, Luis Bermúdez Olano. Según César, su padre siempre afirmó que Anastasio Arrinda era la persona que había salvado
de una muerte segura a varios vecinos de Elvillar y que gracias a él no se
había fusilado a nadie en esa población.
Según relata Cesar
él siempre ha escuchado a sus padres que “al cura le habían
enviado desterrado a Elvillar” ,afirmando éste que “En el pueblo hay mucha gente que no conoce esta historia, pero la gente
mayor sabe que hubo un cura que intercedió para que no se fusilara a nadie una
vez acabada la guerra”.
Curiosamente, en los años 90, siendo el padre de César teniente
de alcalde del Ayuntamiento por el PNV, éste propuso poner a una calle nueva el
nombre de Anastasio Arrinda Albisu. La propuesta no tuvo el seguimiento debido
y ahí quedó la cosa. Según César “Tampoco dejó mi padre nada
por escrito, ni se levantó acta de esa propuesta” .
César Bermúdez; su padre propuso poner el nombre de Anes Arrinda a una calle de Elvillar en la década de los 90. |
Pero
sin duda el testimonio más impactante por su cercanía cronológica a los hechos
lo recoge Julio Flor de una persona de noventa y cinco años, Engracia López
Gil, quien en una de las entrevistas realizada el año 2017 afirmaba: “Lo que pasó en este pueblo cuando la Guerra es que de Elvillar no se mató a nadie por decir “este es
de izquierdas y hay que matarle”.
“Mira, eso fue así
porque mi padre era presidente de los requetés, de las derechas, y te voy a
decir la verdad, mi padre nos decía: “no hay que matar a nadie del pueblo,
porque luego viene la contraria y se producen las venganzas; y además, aquí
nadie ha hecho motivos para que lo maten”.
Engracia López Gil ante su casa, "El palacio del Indiano". |
En
otra entrevista, ésta en 2018, Engracia afirmaba: “Los que pararon aquel fusilamiento de las cuatro o cinco
personas que ya se llevaban presas, fueron mi padre José Gabriel López
Gil, el cura párroco Anastasio Arrinda Albisu y el médico de entonces, Daniel
García Atance, que se había casado con la maestra Teófila
Villanueva”.
También
aportaba otro curioso dato que incluye una referencia contrastada en Deba: “en aquella época yo tendría unos 14 o 15 años. Recuerdo bien a don
Anastasio, porque fui muy amiga de dos primas del cura, Paulina Albisu, que era
de Lazcano, y María Luisa Arrinda, que era de Lekeitio… Por cierto que Anastasio Arrinda tenía
otro hermano, un tal Donato Arrinda, que fue cura en Lapuebla de Labarca”.
Y continuando con los testimonios llegamos al de Milagros Fernández Pérez, nuera de Engracia:
“Por supuesto que escuché
hablar de aquel gran señor. Sé
que intervino en varias ocasiones para que a los detenidos los devolvieran a
Elvillar. Y recuperaran la vida”.
- ¿En varias
ocasiones?
“Fueron varias, sí.
Y tanto el padre de
la Engracia, como el cura don Anastasio iban a por ellos, sí señor”.
Milagros
habla también de sus padres:” Mi madre se llamaba
Casimira Pérez García, y mi padre Miguel Fernández Villa. Ambos murieron con 94
años. Y conocieron a Don Anastasio cuando eran jóvenes. Por cierto que Don Anastasio estuvo acogido en casa
de una hermana de mi madre, Natividad Pérez García. ¿Qué te parece?”.
Y para finalizar los testimonios no quiero pasar por alto el recibido en el Blog Rioja Alavesa. Viene firmado por Ana y debido a su gran interés y a lo conmovedor del relato lo transcribo íntegramente:
Gracias a hombres como Anes Arrinda, en Elvillar no se produjeron escenas como ésta. |
Y para finalizar los testimonios no quiero pasar por alto el recibido en el Blog Rioja Alavesa. Viene firmado por Ana y debido a su gran interés y a lo conmovedor del relato lo transcribo íntegramente:
Mi abuela, Esperanza
Peciña, vecina de Elvillar y que este año cumplirá los 99 años, cuenta aún a
día de hoy con todo detalle y emoción cómo este cura, Don Anastasio Arrinda,
salvó a su hermano Desiderio Peciña de que lo llevaran preso.
Cuenta que un día su
hermano y otro joven de Elvillar Pedro Fernández (conocido desde siempre por
Pedrito, y que en la actualidad tiene 103 años!!) volvían de Logroño de vender
corderos y cuando llegaron a la plaza del pueblo les estaban esperando con una
camioneta para llevarles presos. Les llevaron a los dos al Ayuntamiento y allí
se personaron rápidamente avisados por las familias el cura Don Anastasio y el
Sr. Pepe (el padre de “la” Engracia): “De estos respondemos nosotros” cuenta mi
abuela que dijeron en el Ayuntamiento. Y les dejaron libres.
Como anécdota,
mencionar un detalle que siempre cuentan del incidente: Pedrito llevaba un buen
abrigo de paño y en el Ayuntamiento, uno de los franquistas le dijo: “Buen
abrigo llevas, pero no va a llegar a Las Conchas de Haro”… Gracias a la
intervención de esos dos hombres nunca se los llevaron en aquella camioneta, ni
ese abrigo acabó en alguna cuneta por Las Conchas de Haro”.
PARA CONCLUIR
No
quisiera terminar este artículo sin pasar por alto algunos hechos o datos que
muestran o complementan la imagen de la verdadera personalidad de Anes.
Brevemente describiré algunos de ellos.
. Anes, de analfabeto
euskaldun a presidente de Euskerazaintza
El
propio Anes nos cuenta en su autobiografía que hasta que fue al seminario de
Vitoria no hablaba euskera, que era analfabeto en su propia lengua, algo común
entonces y durante décadas posteriores entre muchos jóvenes hijos de padres
euskaldunes.
Lo
curioso del hecho es que con el tiempo llegó a presidir durante muchos años
“Euskerazaintza”, la Academia Popular de la Lengua Vasca. Ello nos demuestra
las dotes de superación de este hombre singular para el que no existían
barreras.
. Anes,
amante y protector de los niños.
Deba tiene el orgullo de ser la primera población del Estado en la que por primera vez comenzó a celebrarse una fiesta exclusivamente dedicada a los niños, algo muy común hoy en día en muchas poblaciones: El “Día del Niño”. Tal festividad fue una invención de Anes Arrinda y por primera vez se celebró durante las fiestas patronales de Deba en 1952.
El párroco debarra siempre se comportó como un verdadero padre de
todos los niños del pueblo. Siempre he pensado que si se hubiese casado le
habría gustado tener un batallón de niños.
Quienes fuimos sus monaguillos aún recordamos los regalos de Reyes y sus buenas propinas, todo un jornal en aquella época.
Quienes fuimos sus monaguillos aún recordamos los regalos de Reyes y sus buenas propinas, todo un jornal en aquella época.
En 1973 la empresa Iberduero presentaba un plan
coercitivo para la implantación de tres centrales nucleares en Deba, Lemoniz e
Ispaster; tres centrales en menos de 45 kilómetros en línea recta. La oposición
popular al proyecto fue total y la movilización de la población, general,
incluida la iglesia debarra.
El párroco Anes Arrinda
a la cabeza y el entonces joven sacerdote José Antonio Amutxastegi, muy
sensibilizados con la doctrina antinuclear del momento colaboraron desde los
púlpitos lanzando más de un manifiesto en contra de la instalación de la
central nuclear de Deba.
La participación directa de Anes en contra de la
instalación de las tres centrales nucleares le convertiría en el primer cura
antinuclear vasco.
Y lo que son las
cosas: han transcurrido cuarenta y seis años desde entonces y la bella zona
costera debarra donde iba a implantarse la central nuclear de Iberduero es hoy
el corazón del Geoparque de la Costa Vasca, perteneciente a la Red Europea y
Mundial de Geoparques, auspiciada por la UNESCO.
. Anes vanguardista
tecnológico
Hace
cuarenta años, cuando muy pocos sabían lo que era un PC y muchos menos lo
utilizaban, Anes ya lo hacía. Todavía le recuerdo con aquellos primitivos y
enormes disquetes flexibles donde guardaba los textos de sus publicaciones,
obras que hoy se encuentran en gran parte de las bibliotecas de Euskal Herria.
Siempre
le recordaré entrando en mi oficina, con su chaleco azul marino y su txapela;
parecía un capitán de bacaladeros. Nos visitaba a menudo; a veces con Maritxu,
su ama de llaves.
Le
publicamos algunos libros y antes de comenzar la maquetación de éstos siempre
aparecía en la oficina; sabíamos a qué venía.
No
venía a traernos los textos ni las fotografías; tan solo metía la mano en el
bolsillo y estirando su brazo me entregaba un sobre.
Yo
sabía lo que había dentro y antes de que abriese la boca me decía:
“Mi padre decía que
en su pueblo (Lekeitio) siempre se ha hecho así: un tercio al apalabrar el
trabajo; otro tercio al comenzar a trabajar, y el último tercio a la entrega
del trabajo”.
Santo
varón; nunca le habían girado una letra.
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