martes, 9 de diciembre de 2025

            

                             EL MENSAJE UNIVERSAL

                  DE JOSÉ MANUEL OSTOLAZA  

              

No sé si el mundo se ha vuelto loco o el que se ha vuelto loco soy yo. Quiero con esto decir que la “mala hostia” -con perdón- me corroe las tripas y descompensa mi tensión arterial. Cada vez que enciendo el televisor todo lo que veo flagela mi cerebro.

Veo una sociedad enferma, absolutamente individualista; una sociedad de adultos infantilizados e idiotizados donde no existen “VALORES”; donde el más inculto, inculta e imbécil es un reputado o una reputada “influencer” con millones de seguidores; una sociedad donde lo importante es ganar mucho y gastar más, aunque sea a lo tonto; donde los dirigentes de las grandes potencias son y hacen lo contrario de lo que deben hacer, sin ningún tipo de escrúpulos; donde los genocidas tienen carta de impunidad; donde los grandes empresarios a menudo solo piensan en la cuenta de resultados, cueste lo que cueste y saltándose las normas de la moral y de la ética. Todos quieren ser los más ricos del cementerio.

¡Imbéciles!

 ¡Maldito materialismo! ¡Maldito egoísmo! Esta sociedad está ciega, y lo peor es que no quiere ver; nadie reacciona.

¿Y por qué digo esto? 

        

Agosto de 2025. A la izquierda, Arantza Iñurrategui en Kultur Elkartea posando ante el retrato de José Manuel Ostolaza pintado por Amuategui “Amua”. A la derecha, Arantza bajo el reloj de la desaparecida joyería Ostolaza, junto a su marido Gerardo Gochicoa y su hija Arantza.


A primeros de agosto visitó Deba Arantza Iñurrategui. Arantza es hija de Pepita Arriola, la bibliotecaria de la EBEFO (Fundación Ostolaza) que acompañó al exilio mejicano a don José Manuel Ostolaza. Arantza, al igual que sus hermanas Itziar e Izaskun nació en Méjico donde Pepita, su madre, se casó con Germán Iñurrategui, abogado y juez tolosarra delegado del Gobierno Vasco en Méjico.

¡Qué curiosidad! : Germán, el padre de Arantza, escapó a Méjico a bordo del buque portugués NYASSA, el mismo que mi tío Paco (Francisco Turrillas Bordagaray); ambos colaborarían en la capital mejicana en la edición de Euzko Deya de la que mi tío sería su primer director.
Durante la visita a Deba con su esposo e hija, Arantza me comentó con un gesto de pena que tenía la impresión de que aquí muy pocos conocían ya la figura de José Manuel Ostolaza Zabala, un hombre y empresario singular, todo un ejemplo de honestidad.
Le comenté que en Kultur Elkartea, heredera de la antigua Fundación Ostolaza, sigue viva la llama que prendió don José Manuel y que además de los más de trescientos cincuenta socios que colaboran con nuestra institución en numerosas actividades culturales y sociales, el pueblo de Deba sabe muy bien quién fue nuestro admirado personaje.

Todos los años, el mes de junio celebramos el día del socio y como miembro más viejo de la directiva, tras la intervención del presidente me toca dirigir unas breves palabras a los asistentes con las que ensalzo la figura de José Manuel Ostolaza. Y siempre termino de igual manera, con unas palabras que no son mías sino de aquel ilustre debarra muerto en el exilio.

Le hice escuchar a Arantza esas palabras en un programa grabado por mí en la emisora Podcast de Okerkale Irratia (de Kultur Elkartea) y se emocionó al escucharlas, pues detrás de aquellas palabras había mucha historia, muchos recuerdos y sobre todo mucha honestidad y solidaridad. Las dejó escritas don José Manuel Ostolaza, el progresista empresario republicano, y representan todo un testamento vital.      



“Todo español que tenga 10 de renta y pase admirablemente con 6, está obligado en vida a poner los otros 4 restantes a disposición de sus semejantes y como para éstos es más necesaria la Escuela que el comer, yo, que estoy en este caso, les dejo los 4 que me sobran para esta Escuela”.

“Es posible que haya pecado algo en esto, al querer convertirme en filántropo y hacer en Deba una escuela de Fundación para educar a niños gratuitamente, pero bueno es aclarar que traté de hacer el bien al cien por ciento químicamente puro, sin esperar más recompensa que el premio que me otorgaba mi propia conciencia. Hacer el bien por el bien mismo”.


Sin comentarios.

Quien no se emocione con estas palabras no tiene corazón; tiene una piedra.

29 de junio de 1932. Fin del curso 1931-1932. José Manuel Ostolaza con sus muchachos de la EBEFO (Escuela Biblioteca del Emigrante Fundación Ostolaza).


Al acto del “día del socio” del año pasado además de un gran número de socios acudieron algunos jóvenes navarros de Iruña, componentes de un conocido grupo musical : “Skabidean”.

Hace unos meses un hijo mío, Alex, me envió un Whats App en el que me informaba haber hablado con Antonio, uno de los miembros del grupo musical navarro:

“Antonio me ha dicho que lo que hablaste el día del socio sobre Ostolaza le ha servido de inspiración para una canción. Y en el nuevo disco van a dedicar una canción a la vida de Ostolaza” .
Le enseñé el mensaje a Arantza para que viese que el mensaje del filántropo debarra sigue vivo, y que hay jóvenes vascos que toman nota de ello. Se sintió complacida al ver que aún hay gente que sigue captando el mensaje de don José Manuel.
Espero que si vuelve el año que viene podamos vernos de nuevo.


29 DE JUNIO DE 1936. José Manuel Ostolaza con los alumnos de la EBEFO al finalizar el curso 1935-1936. Un mes más tarde, tras la sublevación militar del 18 de julio, el debarra partiría hacia el exilio. El centro sería clausurado por el gobierno de Franco y José Manuel no volvería más a Deba. Murió en Méjico el 23 de octubre de 1954.



Ciudad de Méjico,15 de diciembre de 1951. La fotografía nos muestra a José Manuel Ostolaza celebrando en casa su 76 cumpleaños en compañía de sus más allegados amigos. En el grupo de la derecha podemos ver al trío de debarras: Ramón Egaña, José Manuel Ostolaza y Pepita Arriola, madre de Arantza Iñurrategui. El cuadro que aparece al fondo es "Romería vasca", encargado por Ostolaza a su amigo el pintor bilbaíno Aurelio Arteta exiliado como él en Méjico. Tras la muerte de José Manuel en 1954, su hermano Francisco donó la genial obra a la Diputación Foral de Gipuzkoa. Actualmente se encuentra en el museo de San Telmo en Donostia-San Sebastián.


PARA QUIEN LO DESCONOZCA:
José Manuel Ostolaza emigró primero a Méjico y posteriormente a Estados Unidos donde creó en Saint Louis , Missouri, la que llegaría a ser mayor empresa sombrerera del mundo, la " Mexican American Hat Co." haciendo una gran fortuna que le permitió jubilarse en 1920 con 42 años y residir en Deba.
En 1927 levanta un edificio diseñado por el arquitecto Manuel de Cárdenas Pastor, amigo suyo. En 1928 crea en él la EBEFO (Escuela Biblioteca del Emigrante Fundación Ostolaza), un centro de enseñanza laico y absolutamente progresista para la época donde, como dato curioso, diremos que la enseñanza de la lengua inglesa era asignatura obligatoria, algo poco común por entonces. En realidad podría decirse que el centro era una Escuela de Comercio en la que se formaba a los jóvenes por si se viesen obligados a emigrar y labrarse un porvenir digno. 
A pesar de su éxito como empresario, José Manuel Ostolaza  nunca renegó de sus principios y convicciones políticas, apoyando, como no podía ser de otra forma en un hombre progresista, al gobierno republicano y al Frente Popular.
En 1936 tuvo que exiliarse en Méjico donde murió en 1954.

Imagen publicitaria de la empresa Mexican American Hat Co. La fotografía nos muestra a la dirección y empleados de dicha empresa en Saint Louis, Missouri. En la parte superior, en los recuadros, podemos ver las imágenes de José Manuel Ostolaza a la derecha y la de su hermano Francisco a la izquierda. Como puede leerse en la parte inferior, la empresa también tenía factoría en Breese, Illinois.

Esquela de José Manuel Ostolaza del 24 de octubre de 1954. Como puede leerse, el humanista empresario y filántropo debarra era Caballero de la Orden de la República Española. La encomienda de Caballero le fue entregada en Donostia-San Sebastián el 22 de febrero de 1936 en un solemne acto organizado por Izquierda Republicana.

ÚLTIMA HORA:
El grupo musical navarro "SKABIDEAN" al que he mencionado en este artículo, acaba de presentar en la Durangoko Azoka (Feria del libro y disco vasco) su sexto disco titulado "Herri Kuttuna".
Una de las siete canciones del disco tiene como título "Ostolaza" y se basa en el mensaje que nos dejó el filántropo debarra exiliado en Méjico, mensaje al que me he referido en este artículo.
Otra de las canciones de dicho disco, titulada "Etxetik urrun" también menciona a José Manuel Ostolaza y está dedicada a todos los vascos que de forma obligada tuvieron que salir de su tierra.
El próximo mes de marzo, el grupo de Iruña realizará una gira por Japón actuando en seis ciudades, la primera de ellas en Tokio, con lo que el nombre y el mensaje de José Manuel Ostolaza se escuchará en el Imperio del Sol Naciente. 








 














viernes, 5 de diciembre de 2025

 

IMAGENES DE NUESTRA HISTORIA

AL PIE DEL ANTIGUO ESPIGÓN DE LA RÍA DE DEBA



El pasado mes de agosto recibí una llamada de Patxi Izaguirre Boneta. Me informaba que tenía unas interesantes fotos antiguas relacionadas con Deba y como dentro de un cajón no hacían nada me las donaba para que las fuese publicando en la revista DEBA o en cualquier medio relacionado con la historia y la cultura en general. Como tenía que venir a Deba con motivo de una reunión de antiguos amigos, me dijo que me las traía, y así fue.
Al verlas, le comenté que me gustaría estudiarlas con detenimiento pues una foto por bella que sea a veces dice poco si no se interpreta el contexto: fecha, lugar, personajes, vestimentas, pequeños detalles... etc.

Le prometí que tras el estudio pertinente las publicaría para que la historia de cada una de las fotos quedase inmortalizada. 

Las tres fotografías que hoy publico muy probablemente fueron realizadas hacia 1915; las dos primeras al pie del tambor del espigón durante la bajamar, en la margen derecha, entre la ría y la playa de Deba; la tercera en la misma playa, junto al espigón. La obra del espigón al que me estoy refiriendo finalizó en 1860. Aún no se había realizado la escollera en la que más de setenta años después quedaría embutido el tambor del viejo espigón.

Las imágenes nos muestran a los niños de la familia donostiarra Izaguirre-Epalza: Isabel (la niña pequeña), Juan y Ricardo (ambos con traje de marinerito), así como a una jovencita cuya identidad desconocemos; es posible que perteneciese a la familia Del Valle Lersundi con quienes al parecer estaban emparentados los Izaguirre. En las fotografías no aparece Antxon Izagirre Epalza, hermano de los niños, pues aún no había nacido (padre de Patxi Izaguirre Boneta, donante de las fotos).

En la primera imagen vemos a una señora con parasol, probablemente el aña de las criaturas. Todos van elegantemente vestidos lo que ya nos está diciendo que pertenecían a una familia acomodada. Todos, menos la niña más pequeña lucen amplios sombreros de paja; eran otros tiempos en los que el bronceado no estaba de moda; era cosa de pobres. El mayor de los niños porta una cartera, posiblemente la funda de la cámara fotográfica de fuelle del autor de la instantánea, seguramente el padre. El más pequeño realiza una voltereta con toda la gracia y naturalidad de un niño.


En la segunda de las fotografías aparecen solo los niños sin la persona adulta que les acompaña en la primera fotografía. Está realizada más cerca y se aprecian mejor los detalles de sus vestimentas y sombreros; la jovencita luce una hermosa pamela. Todos ellos están apoyados en la base del tambor del espigón, construido con grandes piedras de sillería. Podemos apreciar que el fondo de la ría, en ese momento en bajamar, es de arena como en la playa donde prácticamente se encuentran.
  
En la tercera de las imágenes vemos a los mismos niños que tras posar al pie del espigón han pasado a la playa y construido un barquito de arena en el que imaginariamente navegan. Al fondo se aprecian la pared lateral del frontón (1897), la casa de Amillaga y la antigua casa de baños de la familia Salegui. La pamela de la jovencita nos impide ver si ya existía el "chalé del Notario". De no ser así, las fotografías de los niños Izaguirre-Epalza serían anteriores a 1913, año en el que fue construido el citado chalé. 








Estas fotografías de 1929, fueron realizadas durante la pleamar desde el dique izquierdo de la ría, en la parte de Mutriku. Ambas nos muestran el antiguo espigón que separaba la playa de la ría antes de que se construyese la escollera (las obras de aquella primera escollera, inicialmente con una longitud de 100 metros, se aprobarían en 1929. Posteriormente se realizarían varias ampliaciones más). En el tambor se adivina la baliza luminosa que marcaba la entrada al puerto de Deba. Como puede apreciarse, para acceder al tambor había una escalera de cuatro peldaños pues este se encontraba a mayor altura que el resto del espigón.


Como complemento al texto que ilustra estas fotografías, decir que aún hoy se puede contemplar una parte del antiguo tambor del espigón al que nos referimos. Quien desee hacerlo solo tiene que bajar por las escaleras existentes unos metros antes del comienzo de la escollera. Las siguientes fotografías dan una pista sobre su ubicación.

    Remate final del tambor donde se aprecia la forma redondeada del mismo.


Detalle donde se aprecia el nivel más alto del tambor respecto al resto del espigón.

En esta última fotografía se puede apreciar el buen trabajo realizado en la construcción del tambor así como la gran calidad de los sillares.

Y para terminar, tan solo decir que gracias a las bellísimas fotografías de la familia Izaguirre-Epalza, más de un debarra y no debarra se habrá enterado de la existencia de nuestro antiguo espigón. Con ello queda demostrado que también la fotografía es un buen medio para conocer o recordar nuestra historia.



 

viernes, 31 de octubre de 2025

 

MEMORIAS DE NUESTRO DESAPARECIDO PATRIMONIO

EL HOTEL MIRAMAR DE DEBA

UNA JOYA DE LA ARQUITECTURA RACIONALISTA VASCA


La fotografía, probablemente realizada por Hilario Allica a  principios de la década de 1950, nos muestra el antiguo”Hotel Miramar”, propiedad de la familia Salegui y situado en primera línea de la playa de Deba. El edificio, con estructura de hormigón armado, era el resultado de la ampliación de  un edificio anterior de una sola planta construido en 1935 por Manuel de Cárdenas Pastor y denominado Restaurante Miramar.


Restaurante Miramar (1935). Sobre este edificio de indudable sabor náutico Manuel y Gonzalo de Cárdenas levantarían en 1941 el Hotel Miramar. Como puede apreciarse en la fotografía, el primitivo Miramar, aunque de una planta, tenía en su tejado una segunda estructura que imitaba el puente de un barco con los característicos ojos de buey, escala, aros salvavidas, mástil etc. elementos que mantendría el hotel construido por los Cárdenas en 1941.


Posteriormente, con la remodelación realizada en 1941 por los afamados arquitectos Manuel y Gonzalo de Cárdenas (padre e hijo), muy vinculados a Deba, el edificio se amplió en altura, con dos plantas más, acogiendo un hotel, un restaurante y un cine.

De estilo racionalista y un aire totalmente náutico, el nuevo edificio se asemejaba al puente de un buque, incluso mostraba detalles como los ojos de buey (portillos circulares) tan propios de las naves, así como  un mástil y una gran rueda de timón en su tejado (sobrepuente en lenguaje náutico).

Si nos fijamos en la primera foto vemos el rótulo que muestra a un cocinero, indicando que el hotel cuenta con restaurante; sobre él se puede leer “On parle française”. A la izquierda, en el aparcamiento, un enorme coche descapotable.  La terraza muy concurrida.

Desgraciadamente, este edificio, uno de los más bellos de la arquitectura racionalista vasca fue derribado en 1961; una verdadera pena.  En el solar se construiría un nuevo hotel que sería derribado en 2011 tras cincuenta años en servicio.

A más de uno el antiguo Miramar le hará recordar al edificio del club náutico de Donostia; y es que son del mismo estilo, racionalista, aunque de diferentes arquitectos.

Hace unos días accedí a la página web del Real Club Náutico de Donostia-San Sebastián. En su cabecera de entrada puede leerse:

“Fue construido en 1928 – 1929 según proyecto de los arquitectos D. José Manuel Aizpurua y D. Joaquín Labayen. Desde su origen tuvo la máxima consideración artística y arquitectónica y hoy en día está considerado como una joya del racionalismo a nivel mundial. Recientemente ha sido formalmente declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de «Monumento».

Club Náutico de San Sebastián. Foto: aldapetarte.blogpost.com


Al leer esto me sentí orgulloso por tener en Gipuzkoa edificios como el Náutico donostiarra, lo mejor de la arquitectura racionalista ibérica, pero a la vez me  sentí incómodo pensando lo inconscientes que somos dejando que edificios como el antiguo Miramar desaparezcan físicamente e incluso se borren de nuestra memoria.
Lo que podría haber sido un Bien de Interés Cultural con la categoría de "Monumento", lo perdimos para siempre. ¡Qué pena!

Requiescat in pace.



viernes, 1 de agosto de 2025

 JUANTXO GARRO, TIM BURTON Y MÓNICA BELLUCCI

        UNIDOS POR LA DEBAKO ZEZEN PLAZA


Cartel taurino realizado por Juantxo Garro y que se encuentra enmarcado en la casa mexicana de los productores Tim Burton y Mónica Bellucci.


El pasado 22 de junio mi amigo Ricardo Franco me enviaba un WhatsApp que, como no podía ser de otra forma, motivó el que me animara a escribir esta breve reseña. Según me dijo, sabía de antemano que aquella noticia me iba a encandilar.

Ricardo es la persona más polifacética que he conocido en mi vida; un compendio de ciencia y cultura muy al estilo de los grandes humanistas del Renacimiento: médico, investigador, profesor universitario, divulgador cultural y científico, actor de teatro y cine, txistulari, "caballerito" de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, etc. etc. etc. y como es común en ese tipo de personas, muy bien relacionado con gentes de la "Jet Set" cultural y científica.

En su WhatsApp me enviaba la fotografía de un cartel de toros de la plaza de Deba. Se trataba del cartel correspondiente al año 1997, cuyo autor era el siempre recordado Juantxo Garro.

El comentario que acompañaba a la fotografía no tenía desperdicio. Me reenviaba el texto recibido de quien le había remitido la fotografía del cartel: un amigo-paciente, padre de dos importantes productores internacionales de espectáculos.

Tim Burton con su compañera Mónica Bellucci durante el último festival de cine de Donostia-San Sebastián (2024). (Fotografía: donostitik.com)

El citado amigo le comentaba que sus hijos, de gira por América, eran amigos del productor y director norteamericano Tim Burton y de su compañera, la actriz italiana Mónica Bellucci. Hasta aquí, todo casi normal.

Lo curioso y sorprendente de esta historia es que los productores bilbaínos, en ese momento en México, fueron cierto día a la casa que la pareja de productores de Hollywood (Tim Burton y Mónica Bellucci) tienen en ese país. Y ¡ohh, sorpresa! allí colgado en una de las paredes de la sala se toparon con el "Debako Zezen Plaza" de 1997, cartel patrocinado por "Pacharán la Navarra".

Qué pequeño es el mundo y qué grande era Juantxo. Me da pena que el pintor debarra no pueda verlo; murió hace ya años. Se hubiese reído mucho. Le estoy viendo soltar aquella risa socarrona tan suya, siempre a medio-bajo volumen. Por cierto, el último cuadro que pintó antes de morir fue el retrato de Susi, mi mujer.

¡Ah! y para terminar, otra curiosidad. La mayor de las dos hijas de Mónica Bellucci se llama Deva.

Juantxo Garro retratado por su gran amigo Rafael Castellano. ( Fotografía: revista DEBA , Uda 1992).


 

TRES HISTORIAS DEBARRAS

DURANTE LA INVASIÓN

ALEMANA DE FRANCIA


En mayo de 1940 las tropas de Adolf Hitler invaden Francia y en pocos días (27 de junio de ese año) llegan a la frontera de Hendaya (País Vasco bajo jurisdicción francesa) donde permanecerán hasta agosto de 1944. Durante esos cuatro años, las tropas nazis cruzarán a menudo la frontera de Irún para, entre otras cosas, hacer turismo en la neutral España de Franco y relajarse después de haber luchado en otros frentes europeos.

Deba fue uno de esos destinos turísticos nazis y precisamente a ello me voy a referir en los siguientes tres breves relatos históricos, todos tan reales como la vida misma y todos ellos acaecidos entre 1940 y 1944.


         Fiestas de San Roke. Deba, 1940. Un grupo de soldados alemanes durante una corrida de toros. 


Julian Urain y la pistola Luger.


                                        

Julián Urain, a la derecha, junto a su hermano gemelo Cruz el día de la primera comunión. Nadie diría que con esa cara de angelito, Julián como si de un miembro de la resistencia se tratara, sería capaz de arrebatar el arma reglamentaria a un oficial alemán.
                       

La primera de las historias tiene como protagonista a un muchacho de unos trece años cuya osadía pudo costarle cara a él y a otras personas. Debió suceder en agosto, probablemente durante las fiestas de San Roke. Tuvo lugar en el restaurante Iriondo (Patxi), que como era habitual en aquellas fechas estaba abarrotado de clientes, algunos de ellos militares alemanes. Y como también era habitual, muchos niños; todos ellos esperando que los guerreros de don Adolfo les obsequiasen con unas chocolatinas o alguna chuchería.

                                           

                                      Pistola Luger del ejército alemán.

La escena: unas mesas grandes y en una de ellas sentados los oficiales, comiendo y bebiendo con alegría; en las otras, suboficiales y soldados. En la puerta, una legión de chiquillos, entre ellos el jovencito Julián Urain que separándose del grupo de niños, todos ellos más jóvenes que él, se acerca a un alemán y le pide que le enseñe su pistola. El teutón, quizás animado por los efectos espirituosos del Soberano o el Veterano de Osborne y deseoso de agradar al muchacho, se levanta de la mesa y se la entrega para que este pueda saborear el tener en sus manos el mortífero juguete: una auténtica Luger.

Queriendo presumir de ser tenedor de aquella maravilla, el muchacho se gira mostrando con orgullo el arma al resto de niños.

Todos quedan maravillados, boquiabiertos; tan maravillados que ni siquiera se atreven a tocar aquel tesoro.

El caso es que visto y no visto. En un despiste del oficial alemán , Julián echa a correr con el arma y aunque los teutones salen corriendo tras él, ninguno consigue atraparlo. Julián y el resto de niños se escabullen entre calles y desaparecen como almas que llevan el diablo.

Pregunta: ¿Y a donde fue a parar el arma?

Respuesta: al fondo de la ría.


                       Soldados alemanes durante una corrida de toros en Deba.

"la Belga" 

Narraba mi informante, Antón Mari Azpeitia, cómo siendo un niño, sus padres solían alquilar en verano el piso de la calle Lersundi donde residían para, como muchos debarras, sacar un dinero que ayudase a sustentar la economía familiar en tiempos tan difíciles como aquellos de posguerra.

 

La desaparecida casa de Lojendio donde se sitúan los hechos narrados. El escudo que se ve en su fachada es el que hoy podemos ver bajo los arkupes del ayuntamiento. (Foto: Roque Aldabaldetrecu. Revista DEBA. Nº87).

Residían en verano en casa de unas tías, en la calle de la Cruz, junto a Akerzulo y la casa de Lojendio. Recordaba cómo por las noches llegaba un coche alemán y tras aparcar junto a la puerta de la casa de Lojendio, descendía primero el chofer y después un oficial alemán de alta graduación. Era de noche y por ello no se han borrado de su mente los focos de aquel coche que iluminaban el lugar, ni la bandera que portaba el vehículo del alto mando quien por cierto a veces venía de paisano y otras uniformado.

Él, un niño de seis o siete años, escondido tras los visillos y con la luz apagada observaba siempre la escena. La puerta de la casa de Lojendio abierta y una señora esperando al visitante.

                                            


En la casa residía una dama que hablaba un idioma extraño y a la que llamaban "la Belga". Era bajita y rechoncha pero muy moderna; era además la primera mujer a la que se había visto en el pueblo vestida con pantalones y fumando. A veces venía el coche a buscarle a ella; nadie sabía a dónde iba.

Quizás aquel misterio hizo que ¡cosas de los pueblos! algunos asegurasen que la dama era una espía alemana; nadie sabía quién era la Mata Hari de Akerzulo. Eran tiempos en los que a los hoteles y pensiones de Deba llegaban numerosos refugiados; gentes de todo tipo y estatus que huían de la contienda europea; aviadores aliados derribados en Francia, millonarios alemanes, judíos... todos ellos de paso; y cómo no, una legión de espías.

Terminada la Guerra Mundial, tras la derrota alemana, "la Belga" pasó a residir en uno de los chalés de la playa. Pocas cosas se recuerdan de ella; alguna como que Félix Iciar, el hijo de Gregori y hermano de Javi "Pinpot" le hacía los encargos. Hasta bien entrados los años 50, "la Belga" siguió pasando los veranos en Deba. Al parecer, por entonces residía en Madrid y según cuentan, se había casado con un chico vasco.

Poco más se sabe de ella, de aquella supuesta enigmática Mata Hari de Akerzulo.

Bueno; que se llamaba Evelyn. 


Manuel Calderón. El marino debarra que comandó la costa francesa.


                

                                    El Capitán de Navío Manuel Calderón López-Bago en su casa de Hondarribia. 


La siguiente historia tiene como protagonista a uno de los debarras menos conocido pero que tuvo una gran relevancia durante la última Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial. Se llamaba Manuel Calderón López-Bago (1899-1979). Marino de guerra, hijo de una familia de militares, durante la Guerra Civil fue comandante del destructor Velasco y más tarde comandante de tiro del crucero Canarias, participando como tal en la batalla de Matxitxako contra los bous de la Armada de Guerra Auxiliar de Euzkadi. Fue precisamente allí donde dos debarras se irían al fondo del mar con el bou "Nabarra", víctimas  del fuego artillero del Canarias.

Gracias a Calderón, siendo Ayudante Personal de Franco, los supervivientes del Nabarra, todos ellos condenados a muerte, fueron indultados, yendo él personalmente a buscarlos a la cárcel de Ondarreta e invitándoles a comer en Hondarribia.

Cuando tiene lugar la invasión alemana de Francia, Calderón es Comandante Naval del Bidasoa y cuando llegan los alemanes a Hendaya se encontraba con sus marineros de la Comandancia de Hondarribia en la Estación Naval de Hendaya. Los militares franceses habían huido y a requerimiento de los arrantzales  de los puertos vascos de Iparralde, había acudido allí para salvar la valiosísima documentación que en ella se guardaba. Una verdadera locura que casi le acarrea un serio disgusto cuando se presentaron allí los invasores alemanes, quienes no entendían nada.

Aclaradas las cosas, el general alemán Schneider, máxima autoridad en la comandancia de Bayona en ese momento, le ruega que al no tener el ejercito alemán un comandante de marina en la zona, se haga cargo de la Comandancia de Inscripción Marítima Francesa del Departamento de Bayona.

Dura labor la suya, pues durante ese tiempo paradójicamente le tocó protegerse de las dos cosas que más odiaba, pues ambas le tenían en su punto de mira: la Gestapo y la Falange Española.

                        

    

Puente de Santiago, Irún-Endaya,1940, tras la invasión alemana de Francia. A mano izquierda militares españoles de alta graduación. A mano derecha un oficial alemán y junto a él el marino debarra Manuel Calderón López-Bago. Un debarra comandando la costa francesa de Iparralde durante la invasión alemana. El documento fotográfico, de  sumo interés, es cortesía de Olav Mazarrasa Mowinckel.           

Muchas son las cosas que se podrían hablar sobre este singular debarra-hondarribitarra que en 1947 fue nombrado Comandante Militar de Marina de Guipuzcoa para regocijo del consistorio de Deba, como puede verse en las actas municipales.

Solamente resaltar que con toda seguridad fue el militar más querido por los arrantzales y marineros vascos de Hegoalde y de Iparralde; tan querido que muchos de sus hijos (32) fueron apadrinados por don Manuel Calderón, entre ellos José Manuel Ibar "Urtain" o el dirigente de ETA Miguel Ángel Apalategui "Apala". 








 


lunes, 21 de julio de 2025

 


BAÑADORES, BAÑISTAS, MORAL Y ESTÉTICA.



Desconocemos si quienes aparecen en esta fotografía de finales de los años 20 son bañistas o jugadores de futbol-playa. Vemos que unos lucen bañador de cuerpo entero y los situados a la derecha de la imagen llevan una especie de bata, quizás el “proto-chándal” utilizado en aquellos tiempos.


A menudo durante la temporada de baños es frecuente ver en las calles del casco urbano, en bares, comercios o incluso en el pórtico de la mismísima iglesia, a gentes que sin ningún rubor ni pudor lucen sus a menudo grotescas carnes desprovistas de camisas o camisetas. Lo hacen tan solo ataviados con el bañador que durante toda la jornada han utilizado en la playa.

El 21 de agosto de 1933, quien fuera alcalde de Deba, Florencio Marquiegui, publicaba un edicto para acabar con lo que entonces iba contra la moral y la estética en la playa. Estaba dirigido a los hombres que mostraban el torso, algo inaceptable en aquellos tiempos y mucho más inaceptable aún para un alcalde del entonces muy religioso PNV, y  que además era presidente de la Congregación de San Luís. A saber que habría sido del bueno de Florencio si al salir del ayuntamiento se hubiese encontrado bajo los arkupes del consistorio con un Apolo luciendo su desnudo torso y un minúsculo bañador  con marcado paquete; no digamos nada si con una Venus y su aún más minúsculo tanga playero. El infarto estaría asegurado.

A continuación se muestra el citado edicto de don Florencio Marquiegui así como algunas fotos de cuando enseñar demasiado iba seguido de una visita al confesionario.




Playa de Deba. La fotografía corresponde probablemente a los años 20 del siglo pasado. La imagen nos muestra a hombres y mujeres con bañador de cuerpo entero a excepción del bañero (tercero por la izquierda) que luce el preceptivo uniforme.



La fotografía, realizada en la playa de Deba en 1930 nos muestra a la izquierda y en bañador al famoso tenor aragonés  Miguel Fleta quien durante varios años veraneó en Deba. Precisamente el 14 de agosto de ese año, tras una gira mundial, Fleta cantó la Salve en la iglesia parroquial de Deba, evento que fue radiado en directo a todo el Estado por Unión Radio (la principal emisora de entonces) y Radio Catalana.


Si en los años 30 del pasado siglo comenzaba tímidamente a ponerse de moda entre los hombres tomar el sol a pecho descubierto, para los años 40-50 esa moda ya estaba totalmente asentada.  En la imagen, probablemente realizada en 1959 o 1960 vemos a un grupo de debarras luciendo sus torsos. De izquierda a derecha un turista de Iparralde, Ignacio Aizpurua, Ángel Larrañaga, Ignacio Galarraga y José Arrizabalaga. Los dos niños que miran a la cámara son Iñaki y Mikel Arrizabalaga. La niña es Maitane Galarraga.                    




sábado, 19 de julio de 2025

 ARTE PARIETAL EN DEBA

DÉCADAS 1960-1970



Pintura mural de Miguel Ángel Álvarez en el cine Zubelzu, realizada en 1961. La escena de la leyenda de la Hilandera muestra al náufrago Gastón en los arenales de Deba. Ante la intención de los debarras de rematar al joven noble francés, se impondrá la voluntad de la señora de Zubelzu quien para protegerlo le llevará a su casa donde se repondrá. (Foto José Mari Urbieta).

Hace años recibí una llamada de cierta persona cuyo nombre no recuerdo y que, según creo, dijo ser profesor de la Universidad del País Vasco. Alguien le había dado mi contacto. Estaba realizando un estudio sobre la pintura mural de Miguel Ángel Álvarez (Tolosa 1927- Donostia 2011), uno de los grandes de la pintura vasca perteneciente a la generación de artistas guipuzcoanos formados en los años de postguerra al igual que sus compañeros Rafael Ruiz Balerdi, Amable Arias, José Antonio Sistiaga, José Luis Zumeta o Eduardo Chillida entre otros.

Mi interlocutor necesitaba localizar unas pinturas murales de este autor que según le habían dicho se encontraban en Deba, pero desconocía su ubicación. Me pilló en frio y en un principio le dije desconocer a qué pinturas se refería, pero tras hablar un rato con él caí en cuenta y le pasé la información que disponía sobre ambas.

La primera, de considerables dimensiones, había sido realizada efectivamente durante los primeros años de la década de 1960 en el pequeño soportal-frontón situado en el exterior de la Escuela Parroquial Nuestra Sra. de Itziar, en la calle Ifarkale, más tarde Ikastola.

Le comenté que aquel mural ya no existía pues con la reforma del edificio al pasar a la red pública vasca de enseñanza, los muros y la obra de arte habían sido destruidos; habían desaparecido. Como es lógico, mi interlocutor mostró su pena por aquella pérdida, y yo de paso también.

       

       
Pinturas de Miguel Ángel Álvarez en el cine Zubelzu, año 1961. (Fotos: José Mari Urbieta).

El resto de las obras en cuestión eran los murales situados en el hall y en la primera planta del cine Zubelzu. Estos murales firmados y fechados en 1961 por Miguel Ángel Álvarez, representan escenas de la Leyenda de la Hilandera con sus personajes protagonistas: Andra Madalen y los jóvenes enamorados Gastón y Katalintxu. Por suerte dichos murales siguen existiendo hoy día y espero que perduren mientras exista el edificio donde se ubican.

Años más tarde, aún en fechas recientes, el pintor Jose Félix Igartua, me comentó que existía otra obra de Miguel Ángel Álvarez en Deba; concretamente en el portal del edificio sito en la Calle Lersundi, 39. Dicha obra yo conocía, pero gracias a Igartua supe quién era su autor.


Pequeño mural de Miguel Ángel Álvarez, bastante deteriorado, situado en el portal del edificio Lersundi 39. (Foto: Alex Turrillas). 


El arte de la vidriera


Vidriera de la cafetería del cine Zubelzu realizada en la década de 1970 por la empresa "Artistas Vidrieros" de Irún. (Foto: Alex Turrillas).

Durante los primeros años de la década de los setenta, y motivado por las reformas de la cafetería del cine Zubelzu, José Ignacio Urbieta, propietario del mismo, solicita a la prestigiosa empresa Artistas Vidrieros de Irún, fundada en 1923, una vidriera para decorar la cafetería de dicho cine. La vidriera muestra una escena, copia en vidrio, de uno de los murales realizados por Miguel Ángel Álvarez en el interior del cine. Fue una de las primeras vidrieras de cemento realizadas en dicha empresa ya que hasta el año 1969-1970 la empresa irundarra tan solo las realizaba en plomo.

Los murales de Iñaki Landa
Durante la conversación telefónica referente a las pinturas de Miguel Ángel Álvarez, comenté a mi interlocutor que, a pesar de no tratarse del autor que buscaba, también existían en Deba dos grandes y maravillosos murales, pero ocultos bajo una extensa y gruesa capa de pintura de esmalte. Su autor era el artista bilbaíno de origen debarra Iñaki Landa y ambos habían sido realizados a finales de la década de 1950 o comienzos de 1960.
Le comenté que en mi modesta opinión eran murales de gran valor artístico. Habían sido pintados para decorar las paredes del "Centro de Jóvenes", una asociación cultural que en su época fue la dinamizadora de la cultura en Deba.
El primero de los murales, de gran colorido, representaba el ascenso a la ermita de la efigie de San Roque, acompañado por los dantzaris y el pueblo. El segundo representaba una escena de baserritarras en la faena de labranza con el maravilloso fondo del monte Arno y la costa debarra, dos joyas que, de no saber quién fue su autor, perfectamente podrían pasar por obras del mismísimo Aurelio Arteta.
Pero por desgracia siempre hay una maldición. A finales de la década de los 80 o principios de los 90, el Centro de Jóvenes se transformó en Gaztetxe y algún iluminado decidió pintar las paredes con Titanlux rojo y negro, cargándose las geniales obras de un genial artista. Desde entonces los murales de Iñaki Landa siguen emparedados como la señora de la leyenda de Irarrazabal.
Por desgracia, la única obra que nos ha quedado en Deba para recordar al pintor bilbaíno tan familiarmente ligado a Deba, son los carteles realizados para las primeras "Fiestas Vascas" celebradas en Euskadi tras la Guerra Civil y que organizadas por OARGI tuvieron lugar con gran éxito en Deba los años 1964 y 1965.

                   
Cartel realizado por Iñaki Landa para la "Fiesta Vasca" de 1964. Fue impreso en Bilbao por la Editorial Indauchu.


El arte psicodélico 
Fue también al inicio de los años sesenta cuando comenzó la gran expansión urbanística de Deba con la consiguiente construcción de nuevos edificios; uno de ellos el situado en la calle Angulero, anteriormente calle Madrid, y en sus origenes travesía de Valmar.
Los portales 2 y 4 del edificio construido por los hermanos Ansola (1964) guardan una curiosidad artística. Procedente de Estados Unidos e Inglaterra había llegado por entonces una corriente denominada "Arte psicodélico" o "Psicodelismo", un movimiento que aunque efímero causó furor en el arte , la moda y la música del momento. En Deba, en los portales citados nos quedan como testigos de ese psicodélico momento dos murales decorativos realizados en pintura y mosaico; aunque desconocemos quién fue su autor, ahí permanecen como mudos testigos del momento.

             
                      Mural en mosaico y pintura en el número 2 de Angulero kalea. Año 1964. (Foto: Alex Turrillas).


Un efímero mural reivindicativo antinuclear

Mural realizado por José Félix Igartua en 1974 referente a la lucha antinuclear. (Foto: J. Félix Igartua).

Una década más tarde. en 1974, vio la luz en Deba un movimiento que en poco tiempo se extendería por todo Euskal Herria: el movimiento antinuclear Ez Deba Nuklear. La empresa Iberduero (actual Iberdrola) tenía prevista la construcción  de tres centrales nucleares en Lemoniz (donde su construcción ya se había iniciado hacía dos años sin oposición), En Ea-Ispaster y en Deba.
La expresión de la voluntad y de la movilización popular nacida en Deba se mostró también en el arte mural. En 1974 el pintor ermuarra afincado en Deba, Jose Félix Igartua, realizaba por iniciativa propia un mural en la calle Hondartza-Arenal con la lucha antinuclear en Deba como tema.
La obra antinuclear de Igartua fue efímera pues con la urbanización de los años 70 desaparecieron los muros que sirvieron de soporte a la obra mural. Desapareció la obra pero también desapareció el proyecto de las tres centrales nucleares, con lo que la pérdida de la pintura no fue una desgracia sino en cierto modo todo lo contrario: una victoria. Para eso había sido realizada.